Cómplices
sinceramente creo que deberíamos pagar por trabajar, incluyendo en el concepto trabajar escribir textitos como éste. Si pagáramos, seríamos del todo capaces de valorar realmente la suerte que tenemos por tener una actividad diaria con la que rellenar nuestras vacías vidas y llegar al fin de semana tan descojonados que el descanso nos sentase bien y arrancar la siguiente semana con la cabeza enhiesta y un objetivo en la vida. Si no trabajas no eres consciente del límite al que puede llegar el ser humano en su agotamiento físico y mental y, por tanto, no progresas ya que no te conoces bien ni a ti mismo ni tus capacidades. Tendría Díaz Ferrán que llamar a unos cuantos empresarios de prensa y preguntarles cómo han conseguido ellos históricamente que miles -millones- de jóvenes hicieran prácticas sin recibir nada a cambio o, a lo sumo, sueldos de miseria o casi mejor limosnas -a mí me ofrecieron en 1993 13.333 pesetas mensuales en prácticas en verano en el Mundo Deportivo. Le di un abrazo al subdirector porque era encantador y les mandé a tomar por culo. Hablo de 1993, no de 1617. Me pegué el verano en el pueblo tan feliz-. Claro, que cada persona es un mundo y cada uno tiene sus responsabilidades y sus necesidades ineludibles. Con eso cuentan los Díaz Ferrán que en el mundo son y si por ellos fuera estaríamos haciendo lo que realmente guardan en su interior: desprecio absoluto por el prójimo y su dignidad. Hace falta ser muy mal bicho para a estas alturas de la película soltar semejante fascistada por la boca y que nadie en tu propia organización levante la voz como hay que levantarla más allá de declaraciones de desacuerdo y simple intercambio de pareceres de sesión de sauna. Este tío es una involución del ser humano y los que no le ponen en su sitio, sus cómplices.