Todos hemos oído alguna vez la palabra vitalicia (dícese de los cargos, mercedes, rentas, etc., que duran desde que se obtienen hasta el final de la vida) unida a pensión, sueldos... y a muchos títulos nobiliarios (que yo todavía estoy por saber para qué sirven), pero nunca se ha visto unido a la palabra pobreza: pobreza vitalicia. Se refiere a esas gentes que viven en la miseria, la cual han heredado de sus antepasados y que la dejarán a sus sucesores, pues debido a la falta de trabajo, oportunidades y a su precaria situación social, se encuentran en un agujero negro de miseria y desesperación, de la que sin la ayuda necesaria son incapaces de salir por mucho que quieran, limitándose solo a malvivir día a día. Si no, imaginémonos por un momento que estamos sin trabajo, sin amigos influyentes, viviendo en un barrio marginal, y que solo por el hecho de salir de él, te miran mal, como a un bicho raro que vienen a molestar, y se te rechaza totalmente. Está claro que lo que a esta gente les falta, les sobra a mucha otra, los cuales no dudan en esconder a estos pobres, si es necesario, para que no les molesten ni a la vista ni a su conciencia. Ayer fue 17 de octubre. Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza.