17.30 horas. Coges tu teléfono y clicas en la aplicación de Instagram. Deslizas un poco hacia abajo, después hacia arriba y te topas con el mensaje de Estás al día. Claro que, eso es lo que buscabas, un estás al día como sinónimo de estás a la moda o eres parte de algo. 17.45 horas. Sin haber soltado tu teléfono todavía, ahora pulsas una aplicación verde sin aparentes notificaciones de promedio. “Maldita inercia”, podías haber pensado, pero ni siquiera. Abres el grupo que tienes con tus amigos, nada por aquí, nada por haya y pum. Esperabas un hola o un ¿quedamos?, pero esta vez el mensaje dice Reconectando. Entras a Internet y una noticia te avisa de que WhatsApp, Instagram y Facebook han caído. El 80% de los españoles usa diariamente las redes sociales y pasa más de seis horas en Internet. Pero en lugar de interesarte por eso, ayer solo te preguntabas cuántos likes habrías conseguido si pudieses haber subido esa foto a Instagram, culpa de tu incontrolable necesidad de demostrar a tus followers que eres feliz. Alimentas la idea de que tu estado de ánimo esté condicionado por aquello que compartes, porque claro, vivimos en un mundo en el que no existe lo que no compartimos.