Madrid de universidades, donde manda el más versado, trajes de gala bordados y encubiertas las verdades. Madrid de palacios reales y de reales entorchados, donde es más condecorado el más sabio en vanidades. Madrid eterna aspirante de un COI más que travieso, chica de un coro selecto a quien han robado el guante desde el palco de los Juegos y acaba depositando el cartel de villa olímpica, que tenían ya firmado por el mejor publicista, en una casa de empeños.Ciudad de gacetilleros que enfundan con piel de toro a su deslucido verbo, ha dejado de ser vista cuna de los medalleros para 2020 sabiendo que es la más lista; y ahí se queda con la copla de su olímpico deseo en un inglés que lo borda la alcaldesa.El “relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor” ya es bando de municipio, ha trascendido a la historia. Pero es póster de un pasado. “Sayonara, sayonara”, no siempre mea en el rellano más alto de los prados del cortijo ni concita los honores el más bravo en la manada.Frankly, frankly, en el año 2020 ni Madrid será anfitriona ni Botella la alcaldesa ni igual la tasa de paro, de corrupción y torpeza. Desde aquí enciendo una vela. Será, sí, huésped de honor en la capi japonesa.