O miedo, solo tengo miedo cuando me asusto, que se dice, cobardía, pavor, y hasta cagalera (palabra que me atrevo a citar, al haberla visto en nuestros diccionarios). Todas estas situaciones anímicas nos embargan hoy en día, ante el bombardeo de noticias tan negativas que nos dan frecuentemente sobre el bicho este virus que nos hemos atrevido a coronar. Es una frecuencia de pensamientos negativos, sensación de angustia, sentimiento de desconfianza. Nos han inculcado la percepción de un peligro, real o supuesto, presente o futuro, nos preguntamos. Pocas veces el miedo ha invadido tanto a nuestro planeta como en los momentos actuales, y los sociólogos no se explican cómo todavía quedan ganas de celebrar eventos de cine de terror. El mundo siempre fue muy conflictivo desde que apareció el hombre, menos mal que fuimos el último en llegar, pues de los seres vivos somos sin duda el más animal, y una de nuestras características, como es la ambición, es la causa fundamental de nuestra actual situación. Pedimos a los que nos gobiernan que no nos asusten tanto, ya que, de seguir así, aumentara el consumo de papel higiénico, hasta limites que no podemos calcular.