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Zaindu maite duzun hori

Hay mucho en juego y estamos en un tiempo de prórroga para tomar grandes decisiones

Zaindu maite duzun horiJuantxo Egaña

Zaindu maite duzun hori (cuida aquello que amas), es el título de una preciosa canción compuesta por el cantautor oñatiarra Ruper Ordorika, que nos habla de la duda frente a las certezas y seguridades y del deseo de convivencia para nuestro pueblo. Sus hermosos y suaves versos (kantu leunak) me aportan el punto de partida ideal para referirme a los enormes retos a los que se enfrentan las entidades sin ánimo de lucro compuestas por familias del llamado Tercer Sector o ámbito de promoción del bienestar social (y también del bien común), a la hora de abordar el acceso a la gestión futura de diferentes infraestructuras de atención directa e integral para personas con discapacidad intelectual o trastornos del desarrollo y hacer perdurable en el tiempo este singular asociacionismo. 

Retos enmarcados en un panorama de enormes constricciones legales en el que ha comenzado a poner su particular pica en Flandes el empresariado capitalista con objetivos puramente economicistas, objetivos legítimos eso sí, pero que distan mucho de poder ofrecer a una buena parte de la ciudadanía con necesidades especiales de apoyo, un programa de atención integral (ahora está de moda decir holístico), que adquiera el compromiso de luchar por la búsqueda de su plenitud de vida.

En este contexto novedoso y plagado de incertidumbres en cuanto a su evolución futura, las asociaciones de familias sin ánimo de lucro, que configuramos una parte sustancial de la economía social vasca, no solo observamos riesgos en cuanto a prestación de servicios y generación de programas, sino en cuanto a la sostenibilidad del propio movimiento asociativo, muy enraizado en el tejido social guipuzcoano y vasco y que cuenta con un alto grado de apoyo ciudadano.

Por ello, y teniendo en cuenta que cada riesgo puede abrir una nueva ventana de oportunidad, asistimos con optimismo a la puesta en marcha del proyecto foral «Gipuzkoa Zainduz», que, entre otros objetivos, busca consolidar en el presente y proyectarlo hacia un futuro de varias décadas, el modelo guipuzcoano (y vasco) de prestación de apoyos a personas con trastorno del desarrollo, basado en el binomio público-social, que tan buenos resultados ha cosechado desde hace más de 60 años.

El pasado lunes 27 de octubre tuvimos ocasión de conocer de la mano de Eider Mendoza (diputada general) y Maite Peña (diputada de Política Social), un primer esbozo de la próxima creación de una sociedad pública instrumental que, a modo de gran paraguas, sirva para sostener y consolidar nuestro ecosistema de cuidados, afirmando los valores de la diversidad y reforzando el comunitarismo social propio de nuestra tierra. Un proyecto que ayude a consolidar ritmos de necesidades, agilice plazos de ejecución de inversiones y promueva la coparticipación en clave de horizontalidad con la sociedad civil autoorganizada de base humanista.  

En la citada reunión, la diputada general hizo mención a dos conceptos que consideramos importantes. El primero hacía hincapié en la necesidad de adaptación permanente para profundizar en nuestro modelo; el segundo, subrayaba la necesidad de tender a la personalización de los programas y servicios. Y no puedo esta más de acuerdo. Adaptarnos, para que nuestra particular trainera euskaldun bogue en un mar infestado de trasatlánticos no precisamente amigos; trabajar por la personalización («dar a cada uno lo que necesita») como mecanismo de avance en la efectividad y en el sentido humano que las políticas sociales deben tener en una sociedad avanzada como la nuestra.

El nuevo Contrato Social que nos propone la Diputación guipuzcoana quiere dejar de parchear, de «cerrar boquetes» continuamente y colocar los cimientos de un nuevo edificio basado en la cooperación permanente con el espacio comunitario. La música suena muy bien pero es necesario completarlo con una letra compartida. Ruper Ordorika, en la canción que da título a este artículo, dice «Elkarbizitza jokuan eta zu, berriz, bertso ttikietan», un aserto que podría traducirse en el lenguaje del mus como «está en juego nuestra convivencia y tú, jugando a la pequeña)».

Por ello, porque hay mucho en juego y estamos en un tiempo de prórroga para tomar grandes decisiones, manifestamos nuestro firme compromiso en trabajar por este proyecto de presente y futuro. Por ello también, y porque «Gipuzkoa zainduz» nace con una perspectiva en el medio y largo plazo, hacemos un llamamiento a los grupos políticos para que, sin apriorismos ideológicos y desde el diálogo permanente, sean capaces de llegar a un amplio consenso en esta materia. Zaindu dezagun, denon artean, maite dugun hori.