Seguir poniendo el foco en el actual líder de la oposición venezolana, Nicolás Maduro Moros, es ya un error. Todo el mundo sabe lo que ocurrió el 28 de julio de 2024. Saben de las mentiras que hubieron de superar, de las trabas que soslayar. Los datos son evidentes para quien quiera acercarse y el equipo de María Corina Machado, la Juana de Arco de Caracas, ha sido enormemente valiente para ir a arrancar los resultados, esos que se emiten, con copias, al cierre de la jornada, como en nuestras elecciones. Absurdo lo del hackeo. Por cierto, para los que hablan de apellidos, María Corina es una Zuloaga, lleva sangre vasca en las venas. Y rebelde, un pariente ya se enfrentó con otro dictador en 1929. Templada por el acero de su padre, es la líder que Venezuela necesitaba, pues cuando arbitrariamente la impidieron postularse, tras haber ganado las únicas primarias verificables del país con un 92% de los votos, cedió la oportunidad a Corina Yoris, y después a Edmundo González Urrutia. Otro apellido vasco. Son de los nuestros. Y eso hace presidente electo a Edmundo, para tomar posesión el 10 de enero de 2025, pues la soberanía es del pueblo y se respeta.
Gloria al bravo pueblo, con la ley respetando. Incluso aunque esa ley sea la del régimen de la moribunda quinta república. Han pasado días, demasiados, para ver cómo una vez más los de la finca bolivariana buscaban mantenerse en el sitio. Ernesto Villegas, dicen que aún ministro de Cultura de Maduro, se le ocurrió decirle en su cara que aquellos que habían votado por Edmundo tal vez no hubieran votado con odio, con rabia, con furia, sino con amor. Romper el acto con semejante declaración, sin duda, es un postrer riesgo, saludable y hasta valiente, pues es evidente que hay 8 millones de venezolanos que salieron, como dijo Washinton Abdalá, representante de Uruguay en la OEA, no para hacer turismo por el mundo, sino porque los sacaron del país. Con hambre, con represión con indignidad. El jefe de la finca piensa, como llevan pensando 25 años, que es de ellos, y no pueden hacer traspaso patrimonial a nadie que no sean ellos. Eso no es una democracia, eso no es un país. Eso es una mafia como la de los Corleone. Y así no se puede andar por la vida, y menos en un país que nos dio tanto a los vascos en la larga noche del franquismo. Hemos de corresponder para ayudarles a superar su larga noche de dictadura con esperanza, ilusión y acompañamiento.
Alguien tiene que ser el duro. No se puede ser dúctil. Lo dijo Golda Meir: no se puede negociar con quien te viene a matar. Ni siquiera Ernest Lluch salió vivo de esa experiencia, pues le fueron por la nuca. En paz descanse, junto con los demás que pensaron que era imprescindible una independencia instrumental para instalar en Euzkadi un régimen que sirviera a los designios de Moscú. A comienzos de los 60, cuando el mal sobre tierra vasca iba creciendo sin saber muchos (pero sabiéndolo Ajuriaguerra o Irujo, y no pudiendo hacer mucho para ello), Cuba implementó dos fallidas invasiones de Venezuela. ¿Para que? Para intentar instalar un régimen afín para que les sirviera de suministro de lo que Fonseca llama zumo de dinosaurio. Y lo lograron. La primera visita de Chávez tras salir de la cárcel fue a La Habana. Otra cosa es que cuando llegó a presidente electo. No quiso recibir a Maduro en su residencia. Y eso que su señora, Cilia Flores, fue la que le sacó de la cárcel. Dicen que el tiempo lo cura todo, y ahí quedó, como heredero de la finca. ¿Qué pensarían si convocáramos elecciones al Parlamento Vasco y a Juntas Generales para el próximo diciembre usando las reglas venezolanas de las elecciones? Hay que ser directos: usted perdió y debe dejar el poder. Debe evacuar Miraflores, porque es el palacio del pueblo, no del PSUV.
Salir, sí, de la dictadura, que no será fácil, pero es lo que toca. Dejar de hablar de lo que Maduro es o deja de ser, de lo que el actual régimen saliente hace o deja de hacer, porque buscan mantener las llaves de la finca.
Ojo, que el mayor peligro para ellos no es dejar el poder, sino hacerlo tras haber cooperado con el terrorismo (presencia del Hezbollah) o con el narcotráfico. El clan de los cuatro soles. Si le hicieron lo que le hicieron los yankees a Juan Orlando Hernández, de Honduras, y era un amigo, a los del clan de Maduro les espera exactamente lo mismo. Si quieren evitarlo, pueden negociar una salida, pero desde Euzkadi rechazamos los totalitarismos, los dictadores, aquellos que se abroguen la titularidad de la finca, porque no es de ellos, es del pueblo, y el pueblo tiene derecho a elegir, a acertar, a poder ser, pero a veces se equivoca. Quien piense que es un monosabio que puede pastorear al pueblo, comete soberbia y atenta contra el propio pueblo. Por eso, porque queremos que los vascos puedan decidir su futuro y se respete, en Venezuela, su elección debe ser aceptada e implementada. Afuera, los gobiernos de Europa, inspirados por España, deben reconocer a Edmundo González Urrutia como presidente electo. Cualquier partido a la oportunidad que se presente en el Congreso y Senado debe hacer honor a este compromiso votando sí bajo cualquier circunstancia ante este aserto, sea quien sea quien proponga. Y adentro de Venezuela, el futuro está en sus manos. Desde afuera sólo podemos acompañar. Les deseo lo mejor, para que vuelvan a reunirse y abrazarse las familias. En un preaviso de que cuando eso suceda, será el paso necesario para el reencuentro de la familia cubana desde Miami hasta La Habana. Libertad para Venezuela y Cuba. Como decían los infanzones de Obanos, patria libre de gente libre. Esto es verdadero internacionalismo. Al pueblo que el yugo lanzó, Gora Venezuela askatuta! Analista