Hace unas semanas que la gabarra hizo su recorrido en la ría, pero cómo quedó Bilbao y algunos pueblos, con plásticos, latas, envases de todo tipo... por el suelo, es una cuestión muy importante para reflexionar. Pero, a una escala bastante menor, pero también muy grande, esa realidad la encontramos también en la Aste Nagusia, la Semana Grande donostiarra, la Blanca en Gasteiz, los sanfermines, y en las fiestas u otros eventos que se celebran en nuestros pueblos.
La transición a una sociedad más sostenible, es decir, a una sociedad más respetuosa con el medio ambiente y más justa socialmente, supone aceptar compromisos ambientales concretos, que se extienden en todos los campos de la actividad humana.
Las fiestas, entre otros eventos públicos, son uno de los momentos más celebrados en Euskadi, a través de los cuales se manifiestan distintas cuestiones de diversa índole, desde tradiciones, a manifestaciones de sentimientos colectivos. Y también en esos momentos y en esos espacios es necesario actuar de acuerdo con el medio ambiente y al entorno. Esto quiere decir, trabajar para que la fiesta, u otros eventos, genere la cantidad mínima de residuos posible y que estos sean recogidos de forma separada, para que puedan ser posteriormente reutilizados y reciclados, y se ahorren recursos energéticos, entre otras cosas. Aunque también habría que decir que Fiesta y Sostenibilidad son elementos un tanto contrapuestos,y, cabe preguntarse si hace falta tanto consumismo en fiestas, y en la vida cotidiana.
Para que unas fiestas puedan ser sostenibles hay que considerar tanto criterios sociales como criterios meramente ambientales y qué normativas se aplican. La apuesta por unas fiestas cada vez más masivas, además de riqueza para el sector servicios también trae impactos ambientales, y más preocupante aún en la situación de emergencia climática en la que estamos.
De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, un evento sostenible es aquel que ha sido diseñado, organizado y llevado a cabo minimizando los potenciales impactos negativos sobre el medio ambiente y dejando un legado positivo para las entidades organizadoras y para los agentes involucrados.
Con el fin de asegurar que estos eventos integren medidas ambientales en su diseño y organización, la Sociedad Pública de Gestión Ambiental, Ihobe, del Gobierno Vasco, ha desarrollado la metodología Erronka Garbia, https://www.ihobe.eus/erronka-garbia-evento-sostenible, un procedimiento que permite minimizar los impactos negativos sobre el medio ambiente asociados a la celebración de los eventos.
La aplicación de esta metodología y su posterior reconocimiento con el certificado Erronka Garbia-Evento Sostenible tiene como objetivo concienciar a las personas asistentes al evento y a las entidades organizadoras sobre la necesidad de mitigar los impactos negativos asociados al desarrollo de eventos multitudinarios.
Pero, a pesar de que se han expedido ya varias decenas de certificados Erronka Garbia para distintos eventos que se han organizado en Euskadi, y, de ser una excelente ocasión para reducir el impacto ambiental en muchas cuestiones como los residuos, la movilidad, el consumo de energía y agua, ruido, etcétera, todavía hay muchos ayuntamientos y distintos organismos que no conocen ni la guía que Ihobe editó en 2017 al respecto, ni el certificado Erronka Garbia de sostenibilidad ambiental.
Por otra parte, hay que señalar que el pasado 17 de abril el Gobierno de Navarra aprobó un Decreto Foral de Eventos Públicos y Sostenibilidad, elaborado por el departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, para prevenir la generación de residuos y mejorar su gestión y la sostenibilidad ambiental en los eventos públicos. El decreto cierra la puerta a los plásticos de un solo uso en los eventos públicos promovidos por la Administración, entre otras cuestiones.
El decreto será de aplicación también en situaciones como los sanfermines o las fiestas patronales de las localidades navarras, según explicó el consejero de Medio Ambiente, José Maria Aierdi, en rueda de prensa. El Decreto Foral entrará en vigor a los doce meses de su publicación en el Boletín Oficial de Navarra (BON), y, por tanto, la norma todavía no estará en vigor para estos sanfermines.
En el caso de Euskadi, no existe ninguna normativa ambiental y de sostenibilidad en relación con los eventos públicos y las fiestas, a excepción de lo ya comentado del certificado Erronka Garbia, y de una guía de recomendaciones.
Ahora, bien, ¿se trata de un problema de normativas, o de civismo, de educación ambiental, de limpieza viaria y colocación de distintos contenedores donde depositar los distintos residuos...? En mi opinión, es un poco de todo. Bienvenida sea una norma de sostenibilidad ambiental de aplicación general a nivel de Euskadi y con sus especificidades en función de cada ciudad y municipio que realmente sirva para que se eviten las escenas que vemos en la mayor parte de nuestros pueblos en las fiestas u otras celebraciones, en los que las calles y plazas son auténticos vertederos, y se recojan la mayor cantidad de residuos de forma separada y se puedan recuperar posteriormente. Porque muchas veces cuando se hace la limpieza viaria, se recoge en bloque y no se separan las distintas fracciones de residuos y por tanto se arrojan en la fracción resto, y así no se recuperan.
Una cuestión que se está haciendo últimamente en muchas de las fiestas es la promoción de los vasos reutilizables, aunque habría que conocer cuántos se recogen al final, y cuántos de estos se destruyen, yendo al vertedero o a la planta incineradora.
Otro aspecto importante es la implementación del Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR), sistema utilizado en distintos países europeos –en 2025 será en 19 países– con una eficacia extraordinaria en la solución a la limpieza viaria y en una mayor recuperación y reutilización de envases. Si todas las litronas, las cervezas de casco verde, las botellas de alcohol... tuvieran un depósito y por supuesto, un lugar donde devolverlas, seguramente encontraríamos muchas menos tiradas. Se trata, sin duda, de una asignatura pendiente en Euskadi, y que debería ser tenida en cuenta en la legislatura que acaba de comenzar.
Pero no me cansaré de decir, que es necesaria también más información, donde continuamente se dé a conocer a la ciudadanía después de la celebración de cada fiesta, de cada evento público, de los datos de recogida global, y que se diga en ese espacio cuántos residuos se han recogido de cartón, de envases, de materia orgánica y cuántos han ido directamente al vertedero o a la incineradora. Dar esos datos es muy importante porque la responsabilidad última no es solo del ayuntamiento o de la mancomunidad, sino también de la ciudadanía y en mucha mayor medida de los establecimientos hosteleros y demás negocios que viven de la fiesta. Si no decimos con claridad los datos no tendremos la información inicial para tratar de resolver esta problemática. Experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente