Siguen las masacres contra civiles no combatientes en Gaza y siguen los dobles estándares con los que muchos estados se mueven al respecto. Ayer Netanyahu dijo que Israel no reconocerá ninguna decisión de la Corte Internacional de Justicia sobre la ocupación ilegal de Israel. Resiliencia. Habrá justicia a pesar de todo.

Navalny muere en circunstancias aún no aclaradas en la cárcel. Tampoco es que Navalny me despertara especial simpatía por motivos que no vienen al caso aquí y ahora, pero está claro que de esas circunstancias debe responder el régimen de Putin, cosa que no parece especialmente dispuesto a hacer. Para distraernos sólo un poco, Lavrov, su ministro de exteriores, hace unas declaraciones hostiles contra Colombia, ya que se ha descubierto que varios de sus ciudadanos, a título individual, son mercenarios a favor de Ucrania. Lavrov dijo, en un tono algo amenazador, que el mercenarismo es una práctica peligrosa y que los mercenarios por lo general son gente bastante indeseable. Estaría de acuerdo con esto último si no fuera porque a Lavrov parece que se le ha olvidado por completo el Grupo Wagner.

Desazón más cerca de casa también. Se ha justificado el no traslado a hospitales de ancianos en lo peor de la pandemia porque se iban a morir de todas formas. No sólo se decide quien vive y quien muere en Oriente Medio y en Rusia o Ucrania. Y da igual lo falaz de la argumentación, ya que las cifras de personas asistidas hospitalariamente en aquel entonces, entre las que me encuentro, desmienten claramente esa afirmación. Pero sigo atónito ante la demostración de que hay quien decide quién vive y quién muere. La conciencia no me dejaría dormir nunca más si yo obrara así. Mi absoluta solidaridad con los familiares de las víctimas de tal decisión, a quienes tal afirmación habrá dolido bastante más, incluso, que a mí.

Resiliencia ante todas estas cosas, aquí y allá. Para que pueda haber justicia. Y la habrá, seguro. Y lo vamos a ver.

@Krakenberger