Ya se puede ver en Atresplayer Batalla de restaurantes, la adaptación de Juego de cartas, ahora con Chicote, que pronto emitirá La Sexta. Es curioso cómo, con los mismos ingredientes, el resultado es tan desigual.

Lo he escrito aquí alguna vez. La adaptación de ETB es tan perfecta que su Juego de cartas se hace adictivo, tanto cuando se emitían programas nuevos (acabó tristemente en 2021) como ahora, que ETB lo ha convertido en el nuevo Vaya Semanita, un refrito para emitir a todas horas. La realización es magistral, casi hipnótica, todo encaja a la perfección: imágenes, música, locución, concursantes y presentador: el cocinero Javier Sierra ha sido un gran descubrimiento para la televisión, un tipo con estilo, justo y sin ganas de broncas.

Este es el primer cambio que se aprecia en la versión de Chicote. Aquí se impone el personaje malrollero de Pesadilla en la cocina y ya en el estreno se acerca a la barra de un restaurante para cuestionar si les han dado gato por liebre con el atún rojo y decirles que no cocinen nunca más en su vida así. A la hora de las puntuaciones, Chicote se suma a suspender a una participante y hasta le baja la media que le habían puesto sus compañeros.

En las valoraciones finales, ese speech en el que se destaca todo lo bueno de los restauradores, Chicote al hablar de la concursante no destaca nada bueno y solo se encoge de hombros al valorar si será capaz de mejorar en su negocio. Hay mal rollo para dar y tomar, por su parte y también la de los concursantes. El resultado es un programa que se hace tenso y desagradable en su empeño de dar zascas a todas horas y por cualquier motivo.

El programa nace hipotecado por Chicote, a quien solo vemos de buen rollo una vez al año, tomando las uvas con Pedroche. Cabía la posibilidad de un cambio de registro para descubrir a un nuevo Chicote pero no se ha producido, así que la sensación es que, aunque estemos en otro programa, es lo mismo que Pesadilla en la cocina. Por no necesitar no necesitan ni cubiertos cuando van a comer a los restaurantes porque se pasan el día a navajazos enfatizados por el mismo efecto de sonido una y otra y otra vez. Se hace cansino.

La parte positiva, de haberla, es que el ganador se lleva 10.000 euros en lugar de los 2.000 que era el premio de ETB, y la publicidad de que su negocio se conozca en toda España o la parte de España que no apague la tele.

Ya digo, Batalla de restaurantes está hecho con los mismos ingredientes (que no con la misma calidad) que Juego de cartas, pero, además, cocinados de manera muy diferente y el resultado deja otro sabor de boca. 

Ya no se pone en valor el juego sino la batalla y, efectivamente, les ha quedado un programa de batalla.