El cierre del polideportivo de Usabal ha generado una situación de enorme gravedad en Tolosa, y algunos de los daños provocados ya no tienen vuelta atrás. No parece, además, que el asunto se vaya a resolver en el corto plazo, y corremos el riesgo de que, a la larga, acabemos en una situación aún peor.

Cuando emergió el conflicto sindical yo era alcaldesa de Tolosa y en aquel momento no me pareció oportuno hacer declaraciones públicas, ya que no quería entorpecer la negociación sindical. Trabajando en silencio, nos dedicamos a mediar entre las partes. Pero a medida que pasa el tiempo, en vez de ir resolviéndose el conflicto, se está complicando cada vez más, y me veo obligada a hacer esta declaración para aclarar varias cuestiones.

Al poco de que el Ayuntamiento firmara con la empresa concesionaria el contrato para la gestión de los Equipamientos Deportivos de Tolosa (empresa que obtuvo, dicho sea de paso, la mayor puntuación en un concurso público abierto y transparente, tal y como lo exige la ley), las y los trabajadores del polideportivo presentaron su plataforma reivindicativa. Tras múltiples reuniones, y a pesar de las discrepancias iniciales, se empezaron a acordar muchos de los puntos en discusión. Antes de las Elecciones Municipales pedí a las partes involucradas que firmaran los puntos acordados y que, posteriormente, en septiembre, se abriera un nuevo proceso negociador para seguir discutiendo los temas que se quedaron sin cerrar. ¿Cúal es la razón para ello? Por un lado, para formalizar el acuerdo en los puntos en los que se había llegado a un consenso y, por otro, porque en el punto en que había mayores desavenencias no había visos de llegar a un acuerdo en aquel momento. En septiembre, además, el pliego permitía llevar a cabo un estudio para acometer la actualización pertinente de las cuotas (y todos los partidos políticos expresaron su voluntad para ello), pero a las y los trabajadores no les pareció adecuado. Para mi sorpresa, decidieron emprender una huelga indefinida.

La huelga indefinida no es una situación deseable para nadie, ni para la plantilla, ni para la empresa, ni para el Ayuntamiento, ni para las y los deportistas, ni para las y los usuarios que acuden al polideportivo a cuidar de su salud, ni para las actividades económicas que se desarrollan en torno al polideportivo. Quiero entender que con la huelga el sindicato ELA quería obtener mayor repercusión, pero en las decisiones que se toman en la Administración, hay que tener muy presente la proporcionalidad de las medidas que se adoptan. Las consecuencias que ha tenido el cierre del polideportivo durante la temporada estival han sido graves y dolorosas, pero pueden aún ser mayores si el polideportivo se mantiene cerrado durante el otoño y el invierno. En mi opinión, no se ha tenido en cuenta el principio de proporcionalidad.

Durante este tiempo se ha cerrado el Convenio Colectivo Territorial en el Sector, lo que ha enquistado aún más la situación, ya que las posiciones están más alejadas que nunca.

Siendo esta la situación, el Ayuntamiento, lógicamente, debe buscar soluciones. Se está hablando de rescindir el contrato. Podría ser una posibilidad, pero conviene analizar en profundidad las consecuencias jurídico-económicas de una medida de esta naturaleza.

El polideportivo de Tolosa ha sido hasta ahora un referente en cuanto a la gestión de las instalaciones deportivas. El modelo de gestión utilizado, esto es, el de la concesión administrativa, ha permitido realizar inversiones en los equipamientos, ofrecer servicios deportivos de calidad; a su vez, la empresa que gestiona el polideportivo tiene un tope máximo de beneficios, y en caso de superar dicho máximo, los ingresos restantes se destinan a inversiones para dar aún un mejor servicio; las condiciones laborales de las y los trabajadores eran buenas, así me lo han hecho saber siempre. Hablamos, por tanto, de una manera eficaz de gestionar los equipamientos deportivos municipales, que permite seguir invirtiendo en las instalaciones, ofreciendo un buen servicio deportivo, y en el que las condiciones laborales de las y los trabajadores tenían más de bueno que de malo.

Aún rescindiendo el contrato actual, puede llegar a suceder que en la próxima licitación no se puedan satisfacer, por razones jurídicas, las demandas de las y los trabajadores; o que, dadas las circunstancias, ninguna empresa esté interesada en concurrir a la licitación. Por lo tanto, podemos llegar a que los y las tolosarras nos quedemos sin la posibilidad de disfrutar de dichas instalaciones deportivas por un período prolongado. O aún peor, que haya que pagar alguna indemnización a la empresa y que, después de todo este camino, el conflicto aún siga sin solución.

Por todo ello, vuelvo a pedir a los y las trabajadores y al sindicato ELA que los/las representa que abran Usabal y acuerden un nuevo calendario de negociación con la empresa; y pido, de la misma manera, a la empresa, que mantenga aquellos acuerdos alcanzados antes del verano para iniciar un nuevo proceso negociador. Ambas partes deben ceder para defender los intereses de la ciudadanía, de los y las tolosarras, porque el deporte es el exponente más sobresaliente del bienestar. Los y las tolosarras agradeceremos sinceramente el esfuerzo de ambas partes.

Alcaldesa de Tolosa entre 2015 y 2023