Miscelánea. Según la segunda acepción del diccionario de la RAE, es el escrito en que se tratan materias inconexas y mezcladas. Un cajón de sastre en el que he ido anotando reflexiones varias, impertinentes la mayoría, que saco a la luz antes de que se pasen.

Rescate de naúgrafo

Hace unos días leía el épico rescate que los tripulantes de la embarcación neumática de nuestra Guardia Municipal practicaron con un noruego borracho y despechado en la desembocadura del Urumea. No fui ajeno a la adquisición de la lancha en cuestión, hace ya bastantes años, ni a las dificultades administrativas que surgieron y que, gracias al sentido común tan propio de los marinos, acostumbrados a adoptar decisiones en situaciones límite, pudieron solventarse. Además, durante mi ejercicio profesional fuimos equipo con las agentes UCOM en muchas actuaciones en beneficio de los donostiarras, no siempre conocidas y mucho menos reconocidas. Lo celebré. No es el primer rescate. De los más recientes, el de aquel insensato que alquiló una piragua que hacía agua y, sin tener la menor experiencia, una mañana que hacía un poco de mar se animó a dar la vuelta a la isla. No fue a pique porque apareció la zodiac blanca. O aquellas féminas, madre e hija, rescatadas en las rocas del Peine del Viento. Estas actuaciones no trascendieron a los medios porque, como recordara Calderón de la Barca, “Y así, de modestia llenos, a los más viejos verás tratando de ser lo más y de aparentar lo menos”. Pues eso.

Fin de fiestas

Los echaré de menos. Me refiero a los largos reportajes propagandísticos de la cadena pública vasca sobre la Aste Nagusia bilbaina, las mejores fiestas del mundo, los casi dos millones de participantes y cientos de millones de euros de retorno. Han sustituido la relación de contusionados de la abolida sokamuturra por el número de detenidos por el sheriff Aburto, El Justiciero. Me pregunto si no habrá nadie con sentido común para decirles a las autoridades políticas y a los responsables de los desinformativos que ya vale de hacer el ridículo.

Perplejidad

Se intuía, crisis de combustibles mediante, que el autobusero caraqueño no iba a ser tan malo, que los supermalos son los que le rodean. De Franco decían lo mismo. Parece que la alemana Siemens ha firmado contratos para trabajar en las instalaciones de generación a gas y diésel que dan servicio a Caracas, así como las que suministran electricidad a la infraestructura utilizada por la industria petrolera. Hasta aquí, normal. La perplejidad surge cuando nos dicen que “Siemens obtuvo un permiso por parte del Departamento del Tesoro de Estados Unidos (EEUU) para emprender estas acciones en Venezuela”. Es decir, es EEUU el que decide si Venezuela puede modernizar su sistema eléctrico o si una empresa privada puede actuar en aquel país. ¡Vergonzoso!, no la actuación de sesgo imperial, sino el silencio cómplice de los demás.

Ucrania

Sigo preocupado con las consecuencias de la invasión de Ucrania por parte del sátrapa ruso y tengo motivos personales para ello. Mis dos nietas postizas, Polina y Vicka, viven cerca de la central de Chernóbil y su reciente y lacónico mensaje era que estaban vivas y tenían comida. Su padre sigue movilizado.

EEUU nos impone su relato. Al principio tuvo bastante éxito, contando con el apoyo masivo e incondicional de los medios occidentales. Ahora parece que la gente se está aburriendo y percibe que le están contando solo una parte de la película y que los únicos que están ganando, de verdad, son la industrias, armamentística y energética americanas, mientras que los europeos pagamos el combustible un 40% más caro y lo que nos espera, según Macrón. Nadie debe salirse del guion, ni el papa. Pero a Bergoglio no parece gustarle que le digan desde Washington lo que tiene que hacer y condena sin matices el asesinato de la periodista rusa Daria Dúguina, manteniendo la idea de que ha llegado el momento de un nuevo orden mundial negociado por todos.

Kosovo

El secretario de Estado Adjunto para los Balcanes Occidentales y enviado especial de EEUU para Kosovo, Gabriel Escobar, acaba de afirmar que “la narrativa de que Kosovo es Serbia” debe ser olvidada. Recordemos que Kosovo se separó de Serbia bajo el paraguas protector de EEUU y Europa, excepto España. Es como si Washington y su acólita Bruselas decidiesen que Cataluña debe separarse de España. Se consumaría la iniciativa. Tras quedarse sin Kosovo, a Serbia solo le quedó el recurso al pataleo, el mismo que le quedaría a España, por muchos “piolines” que desplazara. Podría ocurrir que mañana un funcionario ruso diga: “La narrativa occidental de que Crimea, Dombás y Lugansk son Ucrania debe ser olvidada”. Se alborotaría el gallinero y Washington, con Europa detrás, pondría el grito en el cielo. ¿Y cuál es la diferencia entre decir que Kosovo no es Serbia, que Crimea no es Ucrania o que Cataluña no es España? Que la primera conviene, en este momento, a los intereses de EEUU y, de paso, a Europa, y las otras no. Cuestión de coyuntura.

Barrotes retorcidos y boicoteados

En 2009, Iñaki Anasagasti publicó el libro Una monarquía protegida por la censura que, haciendo honor al título, no era fácil de adquirir por el boicot que se estableció a su distribución y venta. Lo compré y lo leí. Con lo que hoy sabemos, el autor se quedó corto en sus apreciaciones. Ahora ocurre lo mismo con Barrotes retorcidos. Memorias de un juez, del magistrado jubilado José Castro Aragón, el de Palma de Mallorca, donde repasa su trayectoria vital. Voy a comprarlo con animus jodiendi. En contra de mis principios, recurriré a la compañía americana de comercio electrónico.

Hoy domingo

Con mi corazón y pensamiento puestos en Da Meo Patacca de Roma, crema fría de porrupatata con virutas de jamón. Deconstrucción de bonito con tomate y fantasía de espárragos. Melocotón de Calanda y queso Idiazabal de Erniope de Asteasu. Tinto de Rioja Alta. Club de Cosecheros, reserva 2016, de Muruamendiaraz. Café.