o han sido los audios que ha destapado El País los que han hecho zozobrar el barco de Núñez Feijóo nada más echarse a navegar. Pese al insoportable hedor que desprenden las conversaciones descubiertas de Dolores de Cospedal y Esperanza Aguirre con el comisario Villarejo, para el PP la corrupción es un episodio que ya está amortizado. En este caso, la marejada la han provocado las palabras de Elías Bendodo, el nuevo coordinador general, cuando habló de España como estado plurinacional. Recién aterrizado en Madrid, el líder gallego ha sentido el crujir de las estructuras internas y ha tenido que salir al rescate recurriendo al manual unionista que dice que España "ni es ni será nunca plurinacional". El "error", como lo definió Feijóo, ocurrió porque eso fue lo que dedujo Elías Bendodo del discurso de su jefe cuando, días antes, quiso ganarse para la causa al empresariado de Catalunya. Se demuestra de nuevo que no existe margen para una lectura no unionista de la Constitución, ni para una gestión posibilista del problema territorial. Y con Vox soplándole en el cogote, todo puede ir a peor. Si alguien albergaba algún tipo de expectativa diferente respecto a lo demostrado por sus predecesores al frente del PP, no han hecho falta ni los cien días de cortesía que se conceden a los recién llegados para arruinar esas esperanzas. Por si acaso, piolines, villarejos y CNI, a base de porrazos, juego sucio y espionaje, cuidan de que a nadie se le ocurra hacer saltar el candado. l