e ha sorprendido el lenguaje derrotista con el que Jan ha anunciado el final de su personaje más mediático, Superlópez, a un año de cumplir su 50º aniversarioSuperlópez, dejándonos no ya sin un álbum de celebración por la efeméride, nada fácil de alcanzar, sino también sin una historieta que sirva para poner punto final a las aventuras del superhéroe ya canoso que un día nació para parodiar a Supermán y no tardó en cobrar identidad propia y crear un universo de personajes y aventuras a su alrededor que a muchos nos ha parecido más interesante, y sobre todo divertido, que el del superhéroe original. Ha dicho Jan que ha perdido la batalla contra los móviles y las tabletas de atrapar con sus aventuras a ese lector de entre 12 y 18 años al que se dirigía, que en su mayoría hoy se entretiene con aplicaciones y redes sociales en lugar de meter su cabeza entre las páginas de un cómic. Pero no ha puesto en valor, me temo, la nada fácil hazaña de conseguir que aquellos chavales que nos asomamos a sus aventuras con esa edad o menos, hayamos seguido sumando años sin despegarnos de sus aventuras, pese a dejar en el camino tantos sueños y hábitos de infancia. Pero no a Superlópez. Aunque Jan diga que no le gustan las despedidas, hubiera estado bien dejar a su personaje decirnos adiós, y nosotros a él tras volar toda una vida juntos. Parar el vuelo en seco supone pegarnos un castañazo. Y duele, ¡cachis la mar!
- Multimedia
- Servicios
- Participación
