omo envidiando conseguir una medalla olímpica, al resto de los mortales que de eso ná de ná, nos da por ponernos retos absurdos en nuestro día a día. Vamos con los ejemplos. En el súper, en vez de coger el bote de tomate que está en la primera fila nos esforzamos por hacernos con el que está en la última, no sé si pensando que será más fresco y natural, embotado hace cinco minutos. Consecuencia, que tiramos cinco botes, empezamos a recoger y volcamos las latas de pimiento que están al lado. Ayer mismo en el autobús, una mujer ya no tan joven, cargada de bolsas, decidió sentarse en la última fila, pegando bolsazos a diestro y siniestro sin necesidad, porque había asientos libres adelante. Triple con tirabuzón. Pongamos otro ejemplo. Llegamos tarde al cine. Lo mejor es ir a sentarse en la fila 18, butaca centrada. Que se levante quien haga falta. Y así nos va. Porque no nos da nunca por marcarnos otros retos como voy a ver si paso más horas con mi madre y nos vamos al teatro que le encanta o voy a ver si consigo ser menos egoísta y me solidarizo con los que menos tienen en vez de envidiar a quien tiene más. Pues no, que por ahí no nos da. Seguiremos tirando botes y dando bolsazos y llegaremos a casas victoriosas. ¡Hoy solo he volcado una lata de pimientos! ¡Casi lo consigo!
- Multimedia
- Servicios
- Participación
