Pueda ser que para algunos sea algo extravagante escribir sobre ese viaje multimillonario del hombre de negocios Bezos de Amazon por la estratosfera como del magnate Musk. Mucha presencia mediática no ha tenido ni mucha crítica por parte de gobernantes y ecologistas. Se suele decir que uno puede hacer lo que quiera con su dinero, pero el dinero no puede comprar la felicidad, la paz interior, la verdadera amistad, la conciencia limpia, la serenidad del espíritu... Todo lo que el dinero no puede comprar es más importante que lo que puede comprar. Estamos de vacaciones pero todo esto te deja perplejo en este mundo o en este planeta de cuatro mundos. Se han conquistado los espacios interplanetarios, pero esa ayuda solidaria del 0,7 no ha llegado a muchos lugares de nuestro planeta, donde hay gente que muere de hambre. Recuerdo que hace años, aquel superior general de la Compañía de Jesús, padre Arrupe (1978) afirmó: "Al principio de su mandato presidencial, John F.Kennedy propuso dos objetivos: el primero era enviar un hombre a la luna; el otro era ayudar y superar el hambre. El primero se ha conseguido, mientras el segundo, más humanitario y social, se ha alejado todavía más de nuestras perspectivas de realización". ¿Es bueno dar pie a este turismo espacial cuando vivimos en este planeta tan dividido y tan oscuro? Una tal desproporción en el disfrute de los bienes económicos es una injusticia tan grande que debería avergonzarnos a los que vivimos en el Primer Mundo.