Hace unos meses recibimos con escepticismo pero cierto alivio el anuncio del Ayuntamiento de una moratoria en las licencias de derribo de inmuebles de la ciudad. Ha durado poco esa alegría, ya que las villas Luisa Enea y Mi Capricho de Intxaurrondo, Villa Belen y Villa Torata de Aldapeta, si no han sido derribadas, lo serán próximamente. La villa Gure Baitha, del paseo de la Fe, corre serio peligro de desaparición. Miraconcha pierde verde en favor del cemento, destruyendo la armonía que existía entre ambos y afeando enormemente el paisaje. Derribaron la magnífica villa Stella Maris del paseo de Zubiaurre con gran parte de su arbolado y en su lugar van a construir un supermercado. Corren malos tiempos para la sostenibilidad, el sentido común y la belleza y, lamentablemente, excepcionales para la destrucción patrimonial y el afán de lucro, siendo el Ayuntamiento el principal responsable.