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La ignorancia es la madre del atrevimiento

En un artículo, publicado en su antiguo feudo, el Sr. Cebrián se permite afirmar que “Juan Sebastián Elcano, era un individuo oscuro e ignorado”.

Por lo visto aportar una embarcación de 200 toneles (más que la Concepción, su embarcación en la “Vuelta al mundo”) y participar, bajo las ordenes del Cardenal Cisneros, a la sazón Inquisidor general de Castilla, en los combates del norte de África, y salir indemne, fue propio de marinos oscuros. En cuanto a “ignorado”, es cierto, se podría aplicar a los pagos que nunca le abonó el emperador Carlos V.

Escribe que la expedición de los cinco navíos, cuyo propósito era descubrir una nueva ruta, hacia las islas de las especies, sin trangresar el acuerdo de Tordesillas, la pagan, comerciantes sevillanos y la Corona. Precisamente, la carencia de los fondos prometidos por la corona retrasaría la salida de la expedición hasta que la aportación del burgalés, y sus socios, Cristóbal de Haro (de posible origen judío), así como la de los banqueros alemanes Welser y Fúcares, lo solucionan.

Afirma, que el mejor relato (además de la novela de E.Z.) fue el de Antonio Pigafetta o Antonio Plegafetis, o Antonio Lombardo? supuesto noble de apellido y nombre mutante, que el Sr. Cebrián identifica como “relator del viaje”, olvidando que este personaje de imaginación desmedida -muy acorde a la fantasía de la época, con lo desconocido-, y datos científicos controvertidos, se embarcó en la expedición como sobresaliente, es decir, “individuo que se embarca en las galeras y otras embarcaciones de guerra con armas para ofender a los enemigos en los abordajes”. Que el escribano de la Nao capitana la Trinidad era León de Espelete (posiblemente vasco) y en el resto de las embarcaciones los escribanos ninguno se llamaba Pigafetta. Que este señor, un esplendoroso charlista y uno de los supervivientes, lo primero que hizo fue trasladarse a la corte del Rey de Portugal y relatarles todo el viaje. Es decir, al monarca que había destinado unos navíos para detenerles y capturarlos y que era el que podía ser el principal perjudicado con la nueva ruta.

Aunque, todo hay que decirlo, como ruta hacia el mercado de las especies, fue abandonada rápidamente. Otro vasco, Urdaneta, descubrió el torna viaje. Más segura.

Con Fernao de Magalhàes, capitán mayor de la armada, realiza piruetas para justificar que es portugués, pero muy español. Magallanes se desnaturaliza del Reino de Portugal, como lo hizo su amigo y colaborador Faleiro, algo así como renunciar a su nacionalidad portuguesa. Precaución lógica para que no fuese acusado de traidor a su rey.

Los honores y cargos que le concede el Emperador, lo convierten en súbdito del mismo.

Cebrián comenta que “Elcano se convirtió en héroe por casualidad”, otro intento de denigrar su hazaña. Mire Ud., Sr. Cebrián, Los últimos expedicionarios, que partieron rumbo al reino de las Españas, fueron 31. Trece quedaron prisioneros en Cabo Verde y 18 desembarcaron en España.

En el capitán Juan Sebastián Elcano, depositaron los supervivientes su confianza, se supone que reconocerían sus dotes marineras. Y si su retorno a la península, en sus condiciones, no fue una heroicidad, su opinión es osada.

Sr. Cebrián, cuando el emperador Carlos V desea conocer los pormenores de la expedición, “y porque me quiero informar de vos muy particularmente del viaje que habéis hecho y de lo en él sucedido, vos mando?”, se dirige al capitán Juan Sebastián Elcano, y es de él del que quiere escuchar el relato del viaje. A Pigafetta ni le nombra.

El marino vasco, nacido en Aia de Getaria, fue el capitán que finalizó la primera vuelta al mundo a vela. Asúmalo.