Esta exposición trata de responder a la pregunta: ¿qué hay que hacer para unirse a nivel práctico? Hemos adquirido el hábito ancestral de luchar contra otro. Y en el fondo es verdad, pero lo otro ha de ser la maldad, lo superfluo, el tiempo desaprovechado. Por lo tanto, primero hemos de luchar contra lo otro en nosotros mismos, para luego unirnos a luchar contra lo otro en la humanidad. Defender lo positivo. Al final, lo otro, en este sentido, son las personas malvadas, vivas y muertas, que influyen en nuestra psique y en el plano material. ¿Quién va a influir en las masas humanas que se dejan arrastrar por el fútbol y por las tendencias políticas o sectarias, a las que pertenecen por ser rebaño y no por otra cosa? Aquellos que de verdad creen en un cambio a positivo tendrán que ir más allá de la crítica. La crítica sobre lo que está mal todos la vemos, pero el bloqueo en sí mismo no sirve para cambiar la humanidad. ¿Qué hay que hacer para unirse? No basta decir que los ricos sin escrúpulos nos manipulan con el glifosato, con los medicamentos que provocan cada vez más dependencia y alimentos adulterados. Quieren eliminar el dinero en metálico, pero han inventado la moneda digital (bitcoin) para poder blanquearlo entre los egoístas que se creen más que los demás y solamente son personas con el alma de seres infrahumanos. Para aprender a unirnos tenemos que ser capaces de quitarnos ese millón de tonterías superfluas de la cabeza e ir a la esencia. El planeta tiene un cáncer grave provocado por el conjunto de la humanidad, y la gente quiere olvidarse de los problemas desahogándose movidos por la inercia. Hay que cambiar el exceso de divertimento por una actitud que entendamos madura y efectiva. Y apoyar al que actúa solo, abriendo camino, en lugar de tratar de tumbarlo porque entre todos es más fácil.