Hoteles en Deba
soy una madrileña que lleva 40 años veraneando en Deba, de la que me enamoré cuando vine por primera vez. Este año venía con especial ilusión, tras leer en la prensa digital los proyectos en los que la localidad estaba embarcada: la carretera Deba-Mutriku, con paseo peatonal entre ambas localidades, y la elevación del tren, con el desahogo que supondrá la eliminación de esa barrera que supone las vías del tren. Proyectos ambiciosos y de gran envergadura que no se daban en Deba desde hace muchísimos años. Pero tras mi primera vuelta por la playa, sufrí una gran decepción: el hotel Kresala cerrado y “la churrería” a punto de derrumbarse. Espero que el Ayuntamiento, independientemente del partido que lo gobierne, evite que el constructor de turno haga casas para ricos en lugar de plazas hoteleras. El turismo, junto con la industria, son el principal motor de la economía guipuzcoana. Mención especial merece el vergonzoso estado en el que se encuentra el solar del hotel Miramar, en un lugar privilegiado. El Ayuntamiento debería de hacer todo lo posible para hacerse con él y destinarlo al disfrute de los debarras: deportes acuáticos, zona de ocio, etc. Construir un edificio de siete plantas en primera línea de playa es más propio de la época franquista que del siglo XXI.