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Nueva patada en el trasero

catorce meses es lo que te han dejado trabajar esta última vez, y mira que parecía la definitiva. La culpa es nuestra, pardillos que somos confiando en eso del empleo fijo. Te han vuelto a dar una sonora patada en el trasero, para que no se te olvide que tu vida laboral no es vida. Ahora que tienes sobrada experiencia para comparar relaciones de trabajo que se van al traste, ¿qué tal te ha ido en esta ocasión? Mejor ni preguntar. Suena a chiste que hayas sido tú quien ha acabado animando a la pobre empresaria, uy qué pena, que se siente fatal por tener que prescindir de una empleada ideal. Y de nuevo camino de la oficina del Inem para pedir los cuatro meses de paro. Llegas, y de nuevo en los dientes. ¿Cómo dice usted? La funcionaria no sabe muy bien cómo explicarte que solo puedes cobrar cuatro días de una prestación anterior que ni siquiera aciertas a situar en el tiempo de la de veces que te han mandado a la calle. ¿Me estás diciendo que son cuatro días y después tengo que estar un mes sin ningún ingreso? A la funcionaria le tiembla la voz. Admite que es una faena, pero una vez agotados esos cuatro días encima te hace falta otro contrato de trabajo para acceder a los cuatro puñeteros meses. Te propone solicitar el subsidio. No entiendes nada. Cobrar el paro se ha convertido en sí en un trabajo.