Celaya, la gran excepción a la regla
Fue un industrial que persiguió la innovación, atento y preocupado por la cultura y política, y generoso en el impulso y apoyo de la cultura vasca y el euskara desde una concepción de país y amor a Euskal Herria
Fue un hombre de bien, profundamente humano, dispuesto a apoyar de manera incondicional cualquier iniciativa que tuviera que ver con el progreso de Euskal Herria, fuera del color político que fuera, y en todas las vertientes que tuvieran que ver con el mundo de la empresa, la cultura, el desarrollo de las ikastolas y el deporte. Su altruismo es la mejor seña de identidad que se le puede aplicar a Juan Celaya, el gran mecenas de la cultura vasca y del euskera que nos ha abandonado, tras una 0larga enfermedad, a los 96 años de edad. Una de las grandes cualidades de Celaya fue la de derivar con absoluta generosidad su iniciativa y patrimonio a la innovación e internacionalización del mundo empresarial vasco, al desarrollo de proyectos culturales vinculados con la evolución de este país, así como al fomento y propagación del euskera desde su concepto identitario de pertenencia al pueblo vasco y desde su desinteresado amor por Euskal Herria. Celaya bien puede compararse con los grandes mecenas renacentistas italianos que supieron impulsar la cultura y el arte en el siglo XIV. Precisamente, la necesidad de contar con un importante grupo periodístico surgido en este país y vinculado exclusivamente a la defensa de los intereses y de los valores de los vascos fue el motivo por el que Juan Celaya se involucró desde un primer momento con su incorporación al consejo de administración de Diario de Noticias, en Navarra, del que fue presidente, germen del Grupo Noticias, al que pertenece NOTICIAS DE GIPUZKOA, y que cuenta con cabeceras en los cuatro territorios de Hegoalde. En una ocasión dijo que se manifestaba “enfermizamente vasco” para, de esta forma, evitar a sus interlocutores entrar en un debate identitario que de partida no tenía ninguna razón al darle la consideración de una patología de difícil curación. Esta firmeza en sus profundas convicciones vascas, junto con su experiencia de hombre de empresa acostumbrado al pragmatismo y a la rapidez en la toma de decisiones en el momento oportuno y sin esperar a mayores dilaciones, hizo que Celaya se convirtiera en una personalidad heterodoxa y políticamente incorrecta conforme a los parámetros políticos y sociales establecidos en aquel momento hasta el punto de que siempre fue un hombre abierto a apoyar a cualquier abertzale con una buena idea debajo del brazo, viniera de donde viniera. Toda una gran excepción a las reglas que frecuentemente rodean al poder. Goian bego, Juan Celaya.