Quizá esta Nochebuena algunos cenen changurro y se tomen después una copa de pacharán. Dos términos que el euskera ha prestado al castellano con buen gusto. Porque el idioma de Cervantes ha sabido ceder ante el acreditado paladar vasco incorporando a su diccionario algunos términos lingüísticos que hacen referencia al buen yantar. La chistorra que se degustó el lunes para celebrar Santo Tomás es otra de esas palabras que la Real Academia de la Lengua ha admitido reconociendo su etimología eusquérica, eso sí, adaptadas a la grafía hispana como aparecen aquí escritas. Pero no han sido las únicas. Por ejemplo, la zamarra que todavía no hemos usado por empecinamiento del viento sur o el zurrón que sí está preparado en muchas casas para vestirse de Olen-tzero. El mítico personaje, por el contrario, no ha logrado el reconocimiento de esas otras voces vascas. Como tampoco lo han conseguido los personajes navideños que conviven con los Reyes y Papa Noél: el Pandigueiro de Galicia, Esteru y las Anjanas que se pasean por Cantabria o el Tió de Nadal en Aragón y Catalu-nya. La política también ha dejado una huella significativa en la lengua española, con palabras como zulo o lendakari, por citar algunas. Pero no seamos sinsorgos, que en esta época toca hablar de otras cosas. De sirimiri de premios en la lotería y comilonas de órdago... Eguberri on!