Desde entonces, cumple condena de cadena perpetua aislado en la cárcel de la isla Imrali de Turquía. La detención y encarcelamiento de Öcalan, líder carismático del pueblo kurdo, lejos de debilitar la resistencia kurda la ha fortalecido. Desde la cárcel, Öcalan ha dirigido el proceso de reflexión iniciado en el seno del PKK y que en 2005 dio a luz la propuesta política del Confederalismo Democrático. En esta propuesta que otorga representatividad a través de una democracia participativa a todos los pueblos y religiones que forman parte del Kurdistán, se apuesta por la autonomía local y modelo de nación democrática, desechando el impuesto histórico de Estado-nación que les ha dividido y enfrentado.
El pueblo de Rojava (Kurdistán bajo ocupación siria) ha hecho una apuesta decidida por la convivencia democrática y la implantación del Confederalismo Democrático con la participación de todas las etnias y culturas que conviven en la región. Día a día, se crean nuevas formas organizativas en las que el pueblo de Rojava decide la gestión de la vida política y social. Así, gestionan su propio modelo educativo en el que se respeta la lengua madre de cada comunidad y la sabiduría popular, gestionan su propio modelo sanitario, la economía (fundamentada en la creación de cooperativas comunitarias), la lucha por los derechos de la mujer, la cultura, etc. Los Estados cercanos (especialmente Turquía) y no tan cercanos, que temen la expansión por la región de este modelo, intentan evitarlo utilizando para ello cualquier instrumento, como el denominado Estado Islámico. Y las fuerzas de autodefensa de Rojava (YPJ e YPG) han llevado a cabo la heroica defensa de Kobanê (Rojava) frente al fascismo del Estado Islámico. Los medios de comunicación han incidido en la participación de las mujeres en dichas fuerzas de autodefensa, y sin quitar importancia a este hecho, no ha sido tan público el proceso constituyente que está implantando el pueblo en Rojavay en especial para las mujeres, con aspectos resaltables como el derecho a herencia, castigos para los abusos y malos tratos, decisión autónoma para el matrimonio, o la participación de la mujer en todos los espacios de decisión.
Hace dos años, el PKK declaró un alto el fuego unilateral en la parte turca dando una oportunidad a establecer un proceso de paz. En todo este tiempo, el Gobierno turco se ha dedicado desafiar y atacar al pueblo kurdo, aumentando su presencia militar y policial, especialmente en zonas de influencia del PKK, bombardeando territorio kurdo y deteniendo, torturando y encarcelando a quien ha mostrado su simpatía por la lucha de liberación del pueblo kurdo o su solidaridad con Rojava frente al ataque del Estado Islámico. El PKK ha silenciado las armas en Turquía, pero sus militantes se han jugado la vida (y en muchos casos la han perdido) para defender del terror del Estado Islámico a sus hermanos y hermanas en Rojava y la comunidad Yezidi en Shengal (Norte de Irak), ante la impasividad, y en muchos casos beligerancia, de los gobiernos del entorno y la comunidad internacional.
La apuesta del pueblo kurdo por la convivencia debe ser reconocida. El PKK debe salir de la “lista internacional de organizaciones terroristas” creada por Europa y Estados Unidos (en la que ni son todas las que están, ni, por supuesto, están todas las que son), Rojava y su modelo de gestión política y social debe ser reconocido por la comunidad internacional, y los derechos del pueblo kurdo deben ser respetados en cada uno de los estados en los que fue dividido de acuerdo a intereses imperialistas.