Este sabio griego fue un caso excepcional y, al parecer, la mayor parte de sus conocimientos los adquirió en Egipto, donde vivió algo más de veinte años, entre Menfis y Tebas. Lo que desconocemos es quiénes fueron los que enseñaron a los egipcios, y nos conforman diciendo que este pueblo fue el origen del conocimiento.

Qué bien nos vendría hoy tener un genio en la política de la talla de Pitágoras, que integró la filosofía con la política. La astronomía con la ética. La música con la religión, y por si fuera poco, reunificó las matemáticas, que con solo diez números, creó un lenguaje universal único, y que algunos al no saberlo interpretar debidamente, se apropiaron de lo que no era suyo, siendo en la política donde más casos se dan.

Si una de las cosas que hizo, fue integrar la astronomía con la ética, debiera exigirse a los que tienen inquietudes políticas por lo menos unos mínimos conocimientos de astronomía, así como de geometría, ya que esta la integró con la dignidad. Hemos de ser rigurosos con los candidatos que vayamos a elegir, exigiéndoles un mínimo de conocimientos porque, ¿cómo van a saber gobernar si acaban de aparecer en escena y no aportan un currículum suficiente?

¡Ojo al dato!, como decía aquel, analicemos uno por uno, a los candidatos. 1) Carrera universitaria que tiene. 2) Si es empresario, conocer su trayectoria. 3) Patrimonio que atesora. 4) Méritos adquiridos para catalogarlo/a con clase o sin clase, pues no es necesario entrar en la geometría (de izquierda, derecha, centro, convergencia etc.) por ser estas nomenclaturas banales, que no dicen nada.