son ya casi 30 años los que Saiolan, Centro de Empresas e Innovación de Mondragon, lleva acogiendo proyectos e ideas y, sobre todo, personas. El grupo que firma esta carta recibió de Saiolan un refugio en el que emprender y llevar a cabo sus proyectos empresariales, muchos de ellos materializados en empresas que en estas tres décadas han generado empleo y riqueza no solo en el Alto Deba, sino en todo Euskadi, alcanzando en muchos casos proyección internacional.

Vivimos tiempos convulsos, y la crisis está ofreciendo una oportunidad inigualable para acometer recortes en aras de racionalizar los presupuestos públicos. Pensamos que es precisamente en este escenario donde el apoyo al emprendizaje debería ser uno de los pilares básicos en los que sustentar las políticas económicas, en una apuesta por crear un tejido empresarial más denso y fuerte sobre el que construir el futuro.

Pero en este verdadero tsunami de los números “irracionales”, oímos que Saiolan ve peligrar la continuidad de su modelo y su independencia, lo que pone en riesgo una metodología propia y singular de apoyo al emprendedor construida a base de décadas de trabajo y esfuerzo de muchas personas.

Saiolan ha apostado siempre por un modelo alejado de ser un mero gestor de subvenciones y ayudas, y basado en creer en las personas y en sus capacidades. Solo así ha podido generar espacios de libertad donde desarrollar las ideas de negocio con una metodología única, cuyo rasgo diferenciador radica en el acompañamiento al emprendedor, ejerciendo el equipo de Saiolan de fuerza tractora para desarrollar las habilidades del promotor.

Saiolan ha mantenido a lo largo de los años su singularidad y su diferencia para aportar valor al territorio. Otra singularidad es la apoyar proyectos empresariales industriales, un campo que por desgracia no abunda entre los nuevos emprendedores.

Por eso vemos no solo con tristeza, sino con temor, peligrar esta institución que ha trabajado en favor de la innovación y el emprendizaje en Euskadi, pero sobre todo lamentamos la gran cantidad de ideas de negocio y personas emprendedoras que pueden perder su oportunidad para construir proyectos al no encontrar el refugio y apoyo adecuados, tal y como lo hicimos nosotros.

Una oportunidad de negocio perdida es, generalmente, un tren que no vuelve a pasar, no solo para el que no logrará constituir su empresa o poner en marcha su iniciativa, sino sobre todo para la sociedad que no podrá beneficiarse de los progresos logrados por esos emprendedores.