Como consecuencia, durante el 2009 las Mutuas se han visto obligadas a pagar más de 2.500.000 euros, como indemnización a las personas afectadas, como lesiones permanentes no invalidantes, con un baremo que oscila entre 1.010 y 2.990 euros, cantidades que el Gobierno Zapatero mantiene congeladas desde el 2005, como muestra del desprecio a las víctimas de accidentes de trabajo o enfermedades profesionales.

Igualmente, crece el número de personas afectadas, reclamando audífonos, como prótesis a cargo de la Mutua, para mejorar la calidad de vida, deteriorada por la pérdida auditiva.

Las 1.009 personas con hipoacusias reconocidas durante los siete primeros meses de este año, indican que lograremos un fuerte incremento en reconocer esta enfermedad profesional, mayoritariamente sin baja, pero no por ello sin importancia, al afectar la comunicación y relaciones sociales de los trabajadores con familia y compañeros. Además, esta probado que el ruido daña el sistema cardiovascular, causa estrés, acúfenos, aumenta el riesgo de accidentes y supone un serio peligro para las mujeres embarazadas.

Estas hipoacusias reconocidas, representan una pequeña parte de las pérdidas auditivas realmente existentes entre la población laboral, que los servicios de prevención son perfectos conocedores, aunque mayoritariamente las ignoran, sin promover la reducción del ruido laboral, más allí de la protección individual.

¿Hasta cuando seguirán los servicios de prevención sin comunicar o favorecer la tramitación de las decenas de miles de hipoacusias o plantear al empresario la obligación de realizar inversiones y adoptar medidas organizativas para reducir la exposición ruidosa?

¿Qué número de hipoacusias es necesario reconocer, para que Inspección de Trabajo u otras Instituciones reaccionen frente a este déficit preventivo?

CCOO de Euskadi continuará con su actividad de hacerlas visibles y lograr la indemnización a los afectados, actividad por la que ya fuimos galardonados el 2005 por la Agencia Europea, para mejorar la cultura, los planes de prevención de empresas y los derechos de los trabajadores y trabajadoras.

Jesús Uzkudun Illarramendi

Responsable Salud laboral y Medio Ambiente de CCOO Euskadi.

Entras en un autocar desde una simple acera con una marquesina y cuando, al cabo de una hora llegas al Termibus de Bilbao, te preguntas, ¿por qué? La diferencia es tan grande que te da la sensación de que coges el autobús en el pueblo para llegar a la ciudad. Y esto no puede ser. Es tan ridículo que cuesta entenderlo. La ciudad de Donostia, si quiere ser una ciudad con todas las de la ley (ya sea de la cultura, del cine o del poteo, me es igual) no puede permitirse el "lujo" de continuar con una central de autobuses de estas características.

Son ya cerca de 30 años de nuestra bonita estación provisional, de diferentes proyectos para una nueva ubicación, de muchas palabras y pocos hechos. Parecía que el culebrón llegaba a su fín con el traslado de la estación a Riberas de Loiola, pero, hace ya tres años, el alcalde descartaba dicha opción para anunciar Atotxa como nuevo emplazamiento. Las obras iban a comenzar en 2009 y la terminal funcionaría en 2011. Lo cierto es que todavía no hay fecha de incio para las obras y aunque la información al ciudadano es más bien escasa, me huelo que aquí hay para rato y que los donostiarras disfrutaremos algún tiempo más del carismático parking de Pio XII.

Y menos mal que soy donostiarra, porque si fuera un guiri de veraneo no quiero ni imaginar mi quebradero de cabeza intentando encontrar la taquilla de billetes o una simple cabina donde dejar mi mochila.

Aitor Goñi Garcia