Quien haya seguido durante este último año la actividad municipal de Zumarraga, habrá podido escuchar en varias ocasiones al alcalde, Mikel Serrano, quejarse o criticar lo que el considera actitudes o formas poco adecuadas del que suscribe este artículo y del grupo a quien representa. Suele pretender, con muy buenas palabras y muy buen estilo, eso sí, presentar una imagen de persona dialogante, exquisita en las formas, en el talante, etc.
Nada más lejos de la realidad. Su periodo como alcalde está siendo el de mayores carencias democráticas desde la gestora constituida tras las elecciones de junio de 1977.
No informa. Hace lo que le da la gana. Asume compromisos sin consultar. Eso sí, todo ello avalado por la mayoría absoluta que tiene y con el aval del PP y de EA, en aras a un acuerdo de gobierno que la portavoz de este partido, Ikerne Badiola, anunció que se iba a hacer público, y que a día de hoy, año y medio después, desconocemos. Para qué, si todos sabemos lo que hay.
Hace unos días, ante la aparición en los medios de comunicación de la noticia de que la Vuelta Ciclista al País Vasco del año que viene empezaría en Zumarraga, y ante el desconocimiento existente en la corporación municipal de este hecho, planteé en la junta de gobierno, en el apartado de ruegos y preguntas, las siguientes cuestiones:
¿Se nos puede informar en qué comisión u órgano municipal se ha tratado?
¿Se nos puede informar en qué comisión u órgano municipal se ha acordado?
¿Se nos puede informar cuál va a ser el costo y la forma de financiación?
La respuesta, como la de otras muchas veces, fue patética. Contestó Mikel Serrano diciendo que en septiembre de 2008 mantuvo una conversación sobre el tema; que no se ha tratado en ninguna comisión; que como no se ha tratado no consta ningún acuerdo; y que no sabe lo que costará. Y digo yo, para qué, si total no la va a pagar él.
No tenemos nada contra la Vuelta al País Vasco, ni contra el ciclismo, ni contra el deporte al que, por cierto, se le ha reducido un 20% la ayuda en nuestro municipio. Pero sí contra las formas de nuestro alcalde. No tenemos ninguna duda que entre las suyas y las nuestras, nos quedamos con éstas, por mucho que se empeñe en tergiversar la realidad.