Cuatro votaciones han bastado para elegir al Papa número 267. Se inicia una nueva era para la Iglesia que se presume complicada tanto puertas adentro, como a nivel del escenario internacional, en un planeta que parece que marcha a un nuevo reordenamiento mundial. Es pronto para conocer las líneas que marcarán el pontificado de León XIV, pero un análisis de su trayectoria vital, como de su primera aparición y su discurso inaugural como nuevo pontífice pueden darnos una primera idea de los caminos que puede seguir el nuevo obispo de Roma.

El primer punto a tener en cuenta, y del que podemos sacar precedentes a tener en cuenta, es su trayectoria biográfica. Robert Francis Prevost nació hace 69 años en Chicago. De ascendencia francoitaliana por línea paterna y española por la materna, ingresó joven en la orden agustina, formándose en ella en múltiples disciplinas intelectuales, ciencias Matemáticas, Filosofía, Teología, para terminar especializándose en Derecho Canónico en la prestigiosa universidad dominica Angelicum de Roma. Prevost aúna, por tanto, un gran conocimiento interdisciplinar en ciencias modernas con el derecho canónico, algo que le será esencial para liderar la curia vaticana.

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Las fotos inéditas de la vida del Papa León XIV en Perú Comunidad de Agustinos en Perú

Su destino en Perú como misionero marcó uno de los grandes hitos de su biografía. En los años 80 fue enviado a la misión agustina de Chulucanas. Inició su época misionera como vicario parroquial, pasando más tarde a ser promotor de pastoral vocacional y llegó a convertirse en director de las misiones agustinianas de la provincia. Poco a poco fue alternando distintos cargos de autoridad en la orden agustina, con períodos de docencia en el seminario incluido sin dejar a un lado la actividad parroquial. Esta es una de las principales características de su perfil, la unión de la labor misionera a los puestos de responsabilidad.

Tiene ante sí un enorme reto, manejar el timón de la Iglesia en los en los previsiblemente turbulentos próximos años del siglo XXI

Al mismo tiempo, Prevost conjuga en su persona lo cargos de responsabilidad en la orden agustina como los de la jerarquía eclesiástica. El nuevo Papa fue Prior General de la Orden de los Agustinos, es decir, la máxima autoridad dentro de su orden y, tras esta experiencia, fue nombrado obispo de Chiclayo por el Papa Francisco en 2014. Ahí comenzó su fulgurante ascenso en la carrera eclesiástica culminando en su elección como cardenal en 2023 y, más tarde, prefecto del Dicasterio de los Obispos, uno de los órganos más importantes dentro de la curia. En la curia, el cardenal Prevost ha tenido por misión supervisaba la elección y nombramiento de los nuevos obispos de todo el mundo. La importancia del cargo en la curia da la medida de la confianza que su persona depositó Francisco en él.

Por tanto, puede afirmarse que León XIV tiene acreditada experiencia tanto de la orden religiosa a la que pertenece, como en el organigrama eclesiástico. Misionero religioso y, al mismo tiempo, hombre de la jerarquía. Un perfil poco común que, a no dudar, ha sido tenido en cuenta a la hora de elección en el cónclave.

León XIV, con su currículum académico y la diversidad de los cargos de responsabilidad ocupados, muestra además en su persona una diversidad cultural que resulta asombrosa. Prevost, como se apunta más arriba, es norteamericano de ascendencia europea y con muchos años de trabajo en Perú, país donde se nacionalizó sin abandonar su ciudadanía de origen norteamericana, y que conoce Roma desde la universidad hasta la curia. Una trayectoria diversa que se plasma en su conocimiento del inglés, castellano, italiano, francés y portugués. Algo que se refleja también, sin duda, en el apodo cariñoso con el que es conocido en Perú, el yanqui latino.

Muchos son por tanto los puntos fuertes de la nueva cabeza de la Iglesia católica. Desde una sólida formación intelectual, a una gran diversidad cultural en su identidad personal y religiosa, pasando por el conocimiento de las periferias del mundo en su dimensión pastoral, sin olvidar la capacidad de gestión y mando en los puestos de responsabilidad que ha ejercido tanto en su orden como en las estructuras eclesiales.

SIMILITUDES CON SU ANTECESOR

A nadie se le pueden escapar las similitudes entre Robert Prevost y su antecesor, Jorge Bergoglio. Ambos proceden de órdenes religiosas, el argentino era jesuita, Prevost es agustino. Al mismo tiempo, a pesar del origen norteamericano del nuevo Papa, su experiencia en Perú le hace conocedor de las periferias existenciales de las que hablaba Bergoglio, y de la actividad misionera con los más humildes. A la vez que capacidad de liderazgo y gestión. Algo que sin duda va a necesitar el nuevo Papa en su pontificado. Como diferencia, tal vez, se halle el conocimiento de las estructuras vaticanas materia en la que a priori el norteamericano parece aventajar a Francisco.

Pero, más allá de su biografía y su trayectoria vital, ¿se puede concluir algo más sobre el futuro pontificado? Sin duda, su primera intervención parece mostrar ciertas señales, comenzando por el nombre elegido. Prevost ha elegido suceder a León XIII, y esto no parece una coincidencia. León XIII, el Papa Pecci, fue el pontífice que comenzó la Doctrina Social de la Iglesia, el intento de la Iglesia católica de acercarse a la cuestión social y obrera durante el siglo XIX. Su encíclica Rerum Novarum dio comienzo a un nuevo camino para entender desde la fe católica cuestiones sociales como la justicia social, la paz o la política.

Comienza un pontificado en el que la paz y el diálogo parece que serán las claves que marcarán los próximos años de la misma

Ecos de su predecesor en el cargo y en el nombre se escucharon en el primer discurso del nuevo Papa. León XIV lanzó un llamamiento a construir puentes a través del diálogo entre todas y todos. El término Paz fue sin duda el más utilizado en la primera alocución pontificia. Una paz que clama a toda la tierra y que, por su insistencia, parece que será uno de los puntos fuertes del nuevo pontificado. Otro término repetido en el mensaje fue el de unión, lo que apunta también a un protagonismo del papel del diálogo y del acercamiento por parte de la Iglesia en un escenario peligroso del nuevo orden geopolítico que está surgiendo ante nosotros.

Es necesario apuntar las referencias a su antecesor Francisco. León XIV lo mencionado más de una vez, lo que, sin duda, muestra su voluntad de continuar el camino iniciado por Bergoglio. La mención a la necesidad de una Iglesia sinodal, apunta directamente al legado de Francisco en su intento de avanzar en la construcción de Iglesia más horizontal, menos clerical y más orientada sobre la actividad pastoral. Algo que se refuerza con la especial sintonía y amistad entre ambos, y que todos los que lo rodean aseguran. Por tanto, todo parece indicar que León XIV seguirá la línea de Francisco, lo que habrá que ver es hasta qué punto continuará los caminos iniciados por este.

Robert Prevost saluda tras abandonar la Capilla Sixtina el pasado viernes. EFE

lA VARIABLE GEOPOLÍTICA

Pero quizás, lo que más ha llamado la atención del nuevo pontífice, su nacionalidad, sea la clave final para vislumbrar lo que puede ser el futuro pontificado de León XIV. No parece casualidad que la primera felicitación para el nuevo Papa haya venido del mismísimo Donald Trump. Históricamente, se ha entendido que podía ser peligroso un Papa norteamericano, al ser esta la primera potencia mundial un pontífice norteamericano podría significar un aumento del poder en la escena internacional del país de las barras y estrellas. 

El que los cardenales hayan roto este tabú implica algo apuntado por muchos expertos, que la variable geopolítica ha tenido un gran peso en este cónclave. La irrupción de Donald Trump en su segundo mandato ha venido acompañado por la clara intención de acabar con el orden internacional que el propio Estados Unidos había creado tras la Segunda Guerra Mundial, sustituyéndolo por uno nuevo, en el que Estados Unidos parece dispuesto a enfrentarse a todo aquel que desafíe su hegemonía mundial. Estamos por tanto, ante una situación de gran inestabilidad e incertidumbre respecto hacia adonde tenderá el nuevo orden mundial, al que se le auguran más conflictos y más inestabilidad.

La elección de León XIV, parece por tanto, bastante calculada en ese sentido. Estados Unidos parece coger la iniciativa en la nueva reordenación mundial, por lo que un Papa estadounidense sería una ventaja a la hora de manejar la nueva realidad geopolítica. Al mismo tiempo, pocos pueden pensar que este nuevo orden traerá estabilidad. Mientras los cardenales se encerraban en Santa Marta, India y Pakistán, dos potencias nucleares, se acercaban a una guerra directa.

León XIV comienza un pontificado en el que la paz y el diálogo parece que serán las claves que marcarán los próximos años de la misma. Una paz y un diálogo, que como el perfil biográfico, la nacionalidad, y el nombre elegido para su reinado, apuntan a una Iglesia que tomará sobre sí la necesidad de la palabra y la paz en un mundo de superpotencias enfrentadas ante sí. Al mismo tiempo, paz y diálogo también se tendrán que trasladar al seno de la Iglesia, dividida en sectores que entienden de manera muy distinta el legado del Papa Francisco.

Por último, pocos han prestado atención al lema episcopal de León XIV. In illo Uno Unum. El propio Prevost lo explicó en una entrevista. Se refiere a una frase de un sermón de san Agustín. “Aun siendo muchos, en Cristo, todos somos uno”. Para el nuevo pontífice, se trata de subrayar la misión del obispo de promover auténtica unidad entre los fieles, los grupos de personas y toda la humanidad. Posiblemente resida aquí el gran reto de León XIV. Hallar la unidad y la paz en un mundo que parece haber roto todo orden y equilibrio. Y al mismo tiempo, hallar la unidad de una Iglesia, que parece dividida a la hora de responder a las preguntas que el pontificado de Francisco formuló.

León XIV tiene ante sí un enorme reto, manejar el timón de la Iglesia en los en los previsiblemente turbulentos próximos años del siglo XXI, tratando de seguir la línea de Francisco a la vez que manteniendo la unidad. El nuevo obispo tendrá que dar respuestas a muchas preguntas que Francisco formuló, pero no se atrevió a contestar. Veremos si el nuevo Papa consigue responder a esas cuestiones a la vez que no ahonda en las diferencias. El nuevo Papa ha dado muestras en su currículum y en las primeras horas de su pontificado de querer ser un faro en la búsqueda de la paz.