En un análisis profundo sobre el futuro pontificado del nuevo Papa León XIV, el exrector de la Universidad de Deusto, José María Guibert, comparte su perspectiva sobre la continuidad o divergencia en relación con el pontificado de Francisco, y cómo las primeras señales de León XIV pueden marcar el rumbo de la Iglesia en un momento crucial para la historia.
Continuidad de la reforma de Francisco
El jesuita subraya que uno de los logros más notables del pontificado de Francisco ha sido su impulso hacia la autenticidad en la vivencia del Evangelio y la relevancia del Concilio Vaticano II, especialmente en un momento en que la Iglesia enfrenta nuevos desafíos y necesita renovar su relación con el mundo moderno. En este sentido, señala que el nuevo Papa parece estar en sintonía con esa visión de regresar a lo esencial, priorizando lo importante dentro del mensaje cristiano. Guibert observa que este impulso hacia lo fundamental y la autenticidad en la fe es algo que León XIV podría seguir desarrollando “parece que Leon XIV comparte ese carisma de Francisco que lleva a ir a lo fundamental, desviarse del tradicionalismo y mostrar al mundo la alegría de la fe”.
A pesar de que la Iglesia tiene una estructura establecida que marca una continuidad en su doctrina, es inevitable que cada Papa aporte su estilo único a la conducción de la institución. En este aspecto, el exrector de Deusto ve algunas posibles diferencias entre Francisco y León XIV, especialmente en el área del simbolismo litúrgico y el estilo personal. Desde su primera aparición pública, León XIV optó por una vestimenta más tradicional, algo que contrasta con la simplicidad característica de Francisco. Sin embargo, esta diferencia en estilo no implica una ruptura con el espíritu reformista del Papa anterior. Guibert destaca que, en temas sociales clave como el apoyo a los pobres, migrantes y la ecología, el nuevo Papa parece seguir la misma línea, mostrando un compromiso con las cuestiones sociales que definieron al pontificado de Francisco. Sin embargo, en cuanto a temas de moral personal, es posible que León XIV adopte una postura más conservadora, lo que refleja la diversidad de enfoques dentro de la Iglesia.
Sobre el papel internacional del Papa, Guibert ve un claro eco en las primeras declaraciones de León XIV, quien expresó su deseo de “construir puentes mediante el diálogo y el encuentro”. Este llamado al compromiso con la paz y la unidad parece ser una continuidad con el pontificado de Francisco, quien dedicó grandes esfuerzos a promover el multilateralismo y el entendimiento entre naciones y religiones. A su juicio, la Iglesia católica seguirá jugando un papel fundamental en la mediación de conflictos internacionales, algo que se ha visto a lo largo de la historia reciente en los papados. Guibert prevé que León XIV aprovechará el trabajo de instituciones como la Comunidad de San Egidio, que han mediado en diversos conflictos y han llevado a cabo campañas humanitarias, promoviendo la paz en lugares como Gaza, Ucrania, Siria y otros focos de tensión global. Guibert señala que el nuevo Papa seguramente apoyará esfuerzos para la resolución de conflictos, utilizando su posición para influir en la paz global. “El Papa ha sido siempre una figura de mediación en los grandes conflictos. No solo nos preocupan los conflictos en Ucrania o Gaza, sino también en muchos otros lugares donde la Iglesia quiere apoyar a la paz”, dice.
“Este llamado al compromiso con la paz y la unidad parece ser una continuidad con el pontificado de Francisco”
Prioridades del pontificado de León XIV
En cuanto a las grandes prioridades del nuevo pontificado, Guibert apunta a la importancia de los retos sociales y la evangelización. Para él, León XIV se enfrentará a los mismos desafíos que sus predecesores: cómo abordar los problemas sociales de la modernidad, cómo posicionar a la Iglesia en el diálogo con el mundo contemporáneo y cómo mantener la fidelidad a la doctrina cristiana mientras se abren caminos hacia nuevas formas de vivir la fe en un mundo cada vez más secularizado. “León XIV sigue la tradición de papas como León XIII, que se enfrentó a los problemas sociales de su tiempo, y de papas como Francisco, que hizo de la cercanía con los pobres y la atención a los conflictos sociales una prioridad”, comenta Guibert.
Además, destaca el énfasis que el nuevo Papa pone en la “Iglesia sinodal”, es decir, una estructura más inclusiva y participativa dentro de la Iglesia. Esto no solo refleja un deseo de mayor apertura y diálogo dentro de la comunidad eclesial, sino también una respuesta a los desafíos internos que enfrenta la Iglesia en términos de estructura y toma de decisiones. La sinodalidad, según Guibert, no solo representa un cambio de enfoque interno, sino también un esfuerzo por hacer de la Iglesia un lugar más inclusivo y cercano a las realidades del mundo actual.
Finalmente, Guibert reflexiona sobre la posibilidad de que este pontificado sea recordado como un puente entre la tradición y la modernidad. En su opinión, esta ha sido siempre la tarea de la Iglesia: inspirarse en el Evangelio, que tiene una vigencia eterna, y buscar nuevas formas de vivirlo en cada contexto histórico y cultural. Si bien León XIV ha optado por una vestimenta más tradicional en su primera aparición pública, el mensaje que transmite es claramente moderno y pastoral, enfocado en la construcción de puentes, la sinodalidad y el diálogo en un mundo secularizado.
“El Papa ha sido una figura de mediación en los grandes conflictos. No solo nos preocupan los de Ucrania o Gaza”
Guibert señala que, aunque el Papa ha vivido en contextos culturales diversos, tanto en el Norte como en el Sur, su enfoque pastoral parece ser el de un misionero, cercano a la gente y dispuesto a fomentar el encuentro y la reconciliación. “Si se atreve a abordar los grandes temas de la fe, León XIV parece estar capacitado para dar pasos significativos hacia una Iglesia que, sin perder su esencia, podría ser el nuevo León XIII, pero de este siglo", explica. Así, según él, el pontificado de León XIV tiene el potencial de continuar la reforma de Francisco, mientras se enfrenta a los retos propios de un mundo cambiante, manteniendo viva la tradición de la Iglesia y adaptándola a las necesidades de la humanidad en el siglo XXI.