Diplomáticos, moderados y conservadores, son algunas de las corrientes en las que encuadrar a los cardenales que han ido llegando poco a poco a Roma para participar en el funeral del Papa Francisco y en las reuniones preparatorias del cónclave.
El 80% de los 133 cardenales que entrarán en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo Papa fueron nombrados por Francisco, pero nada indica que quieran seguir su línea: “Se elige al Papa no al sucesor de Francisco”, es una de las frases más escuchadas estos días entre los purpurados cuando se les intercepta entrando en el aula del Sínodo para las congregaciones generales.
Es en estas reuniones donde los cardenales debaten sobre el futuro de la Iglesia. Muchos ni se conocen, no han tenido la oportunidad de saber las posiciones de los demás y, por tanto, no tienen una idea clara de lo que les espera en la Capilla Sixtina. El discurso del arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, fue el que convenció a la mayoría en 2013. Es difícil encasillarlos en una u otra corriente, pero al final de las reuniones tomarán partido por alguna de ellas.
Los diplomáticos miran hacia el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano. Son cardenales de la Curia que en estos años han podido conocer bien al número dos, o aquellos que han pasado por el cuerpo diplomático o exnuncios. Para ellos, Parolin sería el candidato ideal, porque se le considera moderado e incluso capaz de poner orden en situaciones complicadas.
Los moderados podrían apostar por la continuidad de la experiencia del Sínodo, apoyando así al cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo, o a Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y relator general del último sínodo sobre la sinodalidad. O Cristóbal López Romero, arzobispo de Rabat: español, con pasaporte sudamericano, cardenal en África y defensor del diálogo interreligioso con el Islam.
Los críticos con Francisco
Los conservadores, aquellos que han criticado más o menos abiertamente el pontificado de Francisco, también están divididos entre aquellos más ultras como el africano Robert Sarah o el estadounidense Leo Burke, que podrían ser los llamados hacedores de reyes del grupo más ultraconservador.
Entre ellos el también al cardenal alemán Gehrard Ludwig Mueller, que empezó a calentar el cónclave afirmando que el próximo Papa tendrá que volver a ver el tema de las bendición de las parejas homosexuales, su relación con el Islam y otras cuestiones doctrinales. Los conservadores señalarían al cardenal Wilhelm Eijk, arzobispo de Utrecht, que pidió al Papa Francisco un documento sobre género, o a Peter Erdo, arzobispo de Esztergom-Budapest.
Entre los más cercanos a Francisco está Luis Antonio Tagle, al que conocen como el “Francisco filipino” entre los favoritos para convertirse en el nuevo Papa. Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y con posiciones muy parecidas a las de Bergoglio respecto a los homosexuales. El cardenal Matteo Zuppi, el presidente de la Conferencia Episcopal italiana que fue el enviado del Papa para mediar en la guerra en Ucrania o participó en el final de ETA, cuenta con experiencia en la resolución de conflictos como Mozambique, Burundi o Guatemala y con gran atención a los desfavorecidos, en línea con el pontificado de Francisco.