En un duro discurso pronunciado en Tel Aviv tras reunirse con dos ministros israelíes, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, advirtió este jueves a Israel que no tiene “licencia para deshumanizar a otros”, entre ellos, los rehenes y a los gazatíes de a pie.

“La abrumadora mayoría de la población de Gaza no tuvo nada que ver con los ataques del 7 de octubre”, recordó Blinken en una rueda de prensa. “Las familias de Gaza, cuya supervivencia depende de la ayuda de Israel, son como nuestras familias. Son madres y padres, hijos e hijas, que quieren ganarse la vida dignamente, enviar a sus hijos a la escuela y tener una vida normal”, continuó el norteamericano.

Blinken reconoció que los israelíes “fueron deshumanizados de la manera más horrible el 7 de octubre”, pero criticó que los rehenes –de los que se estima que 136 siguen en manos de Hamás, una treinta de ellos ya muertos– “han sido deshumanizados todos los días” desde entonces. Eso no debe “ser una licencia para deshumanizar a los demás”, añadió Blinken.

Horas antes, el secretario de Estado de EEUU se había reunido con los ministros del gabinete de guerra de Israel, Benny Gantz y Gadi Eisencot, con quienes conversó sobre los esfuerzos para elaborar un plan para la liberación de los cautivos, y también sobre la entrada de ayuda humanitaria en la Franja.

“Le dije al Secretario de Estado que para permitir la introducción continua de ayuda humanitaria se requiere participación internacional y un mecanismo para garantizar que no llegue a Hamás”, detalló ayer en su cuenta de X Gantz, en la que aseguró que, por ahora, la ayuda permite a Hamás gobernar “y prolonga los combates”.

Además, según el ministro del partido de la Unidad Nacional, también conversaron sobre la promoción de la normalización de lazos con Arabia Saudí –que el miércoles exigió el reconocimiento internacional de un Estado palestino a cambio del establecimiento de relaciones diplomáticas con Israel–, así como de “la necesidad de lograr una solución política en el Líbano”.

A lo largo de la que ha sido su quinta gira por Oriente Medio, Blinken se reunió también con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, con quien debatió los avances de una última propuesta de tregua, poco después rechazada por el líder israelí al considerar como imposibles las condiciones de Hamás de un fin permanente del conflicto o la liberación de más de mil presos palestinos a cambio de rehenes.

Advertencia de la ONU

En este contexto, la ONU denunció ayer que Israel está destruyendo “todos los edificios en Gaza que están dentro de un kilómetro de la valla” que separa este territorio de Israel y que el objetivo de esta acción sería despejar la zona para crear una zona tapón (o zona de seguridad), lo que podría constituir un crimen de guerra.

En una declaración, el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, dijo que este grado de destrucción, con el supuesto propósito de crear un área de seguridad para Israel, no puede justificarse bajo ningún imperativo militar y puede constituir un crimen de guerra “La gran destrucción de bienes no justificada por necesidades militares y llevada a cabo de forma ilegal y deliberada constituye una grave violación del Cuarto Convenio de Ginebra y un crimen de guerra”, sostuvo.

“Desde octubre (cuando empezó la guerra en Gaza entre Israel y Hamás), mi oficina ha registrado una destrucción y demolición generalizadas por parte de las Fuerzas de Defensa israelíes de infraestructura civil y de otro tipo, incluidos edificios residenciales, escuelas y universidades en zonas en las que no había combates o ya no se combatía”, explicó.

“Israel no ha proporcionado razones claras para una destrucción tan extensa de la infraestructura civil”, recalcó Türk.

En concreto, el organismo de la ONU ha recibido informes de demoliciones en Beit Hanoun y en Shujaiyeh (ambas localidades en el norte de Gaza), en el campo de refugiados de Nureirat, en la zona central de l enclave, así como en la ciudad de Jan Yunis, en el sur, en las últimas semanas.

Según Türk, tal grado de destrucción no solo ha provocado desplazamientos masivos de población, sino que buscaría en última instancia hacer imposible su retorno una vez que las hostilidades hayan terminado, lo que sería otro crimen de guerra.

Hambruna

Además, según la ONU, el riesgo de hambruna aumenta cada día, en particular en la zona norte del enclave, donde unas 300.000 personas han quedado aisladas de la asistencia y donde las evaluaciones de seguridad alimentaria muestran las mayores necesidades. “La última vez que la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) pudo realizar una distribución de alimentos en el norte de Wadi Gaza (centro de la Franja) fue el 23 de enero”, según el informe diario de la Oficina de Coordinación de Ayuda Humanitaria de Naciones Unidas (OCHA).

Según las evaluaciones realizadas, toda la población de la Franja de Gaza estaría en una crisis alimentaria o rozando el hambre al menos desde el diciembre, y en el periodo transcurrido desde entonces, uno de cada cuatro hogares sufre condiciones de hambre catastróficas.