Los campos europeos llevan una década de consecuencias del cambio climático. El número de emergencias cuando no de incendios, de inundaciones, se multiplique cada año. Y a ese riesgo natural se añade ahora la airada protesta de los agricultores europeos, que se quejan del deterioro de su forma de vida. Culpan de su situación al incremento de sus costes de producción, combustibles y fertilizantes, fruto de la guerra de Ucrania, a la competencia países terceros que exportan a la UE productos más baratos y, he aquí la paradoja, a la reforma de la PAC que les obliga a fuertes inversiones para hacer sus producciones más sostenibles medioambientalmente. Probablemente los políticos de Bruselas encapsulados en sus dosieres de reformas, se han olvidado que detrás de sus leyes hay gente que se siente abandonada en esta era de cambios radicales. El resultado es que queremos una agricultura y una ganadería más ecológica para salvar el Planeta y, sin embargo, los agricultores se manifiestan bajo el lema: “Nuestro fin, es vuestro hambre”.

Reacción de la comisión

Ante la ola de protestas del campo europeo, primero en Alemania, extendida a Francia y, finalmente, irrumpiendo en pleno Consejo Europeo extraordinario colapsando con sus tractores Bruselas, la Comisión Europea ha intentado reaccionar al final de la legislatura. Para ello, ha lanzado lo que ha dado en llamar un “Diálogo estratégico” para configurar una visión compartida del futuro del sistema agrícola y alimentario de la UE. El profesor Peter Strohschneider ha sido nombrado presidente de este Diálogo, sobre la base de su larga experiencia, en particular como presidente de la Comisión para el Futuro de la Agricultura del Gobierno Federal de Alemania. La primera reunión del Diálogo estratégico sobre el futuro de la agricultura se celebró el 25 de enero de 2024. El Diálogo es crucial para desarrollar una comprensión conjunta del futuro sistema agrícola y alimentario de la UE.

Objetivos del diálogo

Aborda los siguientes retos y oportunidades: ¿Cómo podemos ofrecer a nuestros agricultores y a las comunidades rurales en las que viven una mejor perspectiva, incluido un nivel de vida justo? ¿Cómo podemos apoyar la agricultura dentro de los límites de nuestro planeta y de su ecosistema? ¿Cómo podemos aprovechar mejor las inmensas oportunidades que ofrecen los conocimientos y la innovación tecnológica? ¿Cómo podemos promover un futuro brillante y próspero para el sistema alimentario europeo en un mundo competitivo? El Diálogo brinda la oportunidad de escuchar las perspectivas, ambiciones, preocupaciones y soluciones de los agricultores y otras partes interesadas clave de toda la cadena agroalimentaria, con el objetivo de encontrar una base común para el futuro del sector agroalimentario de la Unión.

Urgencia en las medidas

Sea como fuere, a corto plazo, el campo europeo demanda medidas que palien su deterioro y que frene la desertización humana de un sector que sigue siendo básico para el abastecimiento y la soberanía estratégica de la UE. Pero, además, existe un grave riesgo político implícito en esta crisis de la agricultura y la ganadería europea. El descontento de esta población rural que se siente abandonada por las élites políticas y económicas nacional y de Bruselas, en medio de una transición ecológica que consideran injusta y para ricos, puede convertirles en votantes de opciones ultranacionalistas y eurófobas. Su enfado es el caldo de cultivo ideal para las opciones populistas que ofertan soluciones simples para problemas complejos, pero que acarician los oídos de quienes se ven fuera del sistema. El riesgo real está a la vuelta de la esquina: en las elecciones europeas del próximo mes de junio, donde nos jugamos la composición de un Parlamento Europeo, que a la vez que más fragmentado, puede estar más representado por aquellos que no creen, ni en el proyecto europeo común, ni en la propia democracia.