Corea del Sur y EEUU exhibieron ayer, por primera vez en cinco años, un gran operativo de desembarco anfibio enmarcado en Ssangyong, unas maniobras militares cuya escala se ha incrementado como advertencia a Pionyang, que ha mostrado su enojo con nuevos test de armas. Al avanzar por la playa se escuchaban consignas a través de un megáfono; es un grupo de surcoreanos animando a las tropas de ambos países y congratulándose de que estos ejercicios vuelvan a celebrarse por primera vez desde 2018.

Tras un 2022 en el que el régimen de Kim Jong-un realizó un número récord de lanzamientos de misiles y cuando los aliados volvieron a ejecutar ejercicios a gran escala, Seúl y Washington han optado este año por acrecentar aún más los despliegues dentro de sus grandes maniobras de primavera. Eso implica retomar Ssangyong a lo grande, tal y como mostraron ayer a los medios los cuerpos de Marines de ambos países en la playa de Hwanjin, en la ciudad de Pohang (260 kilómetros al sureste de Seúl).

Primero fue el turno de los cazas furtivos F-35 que, en un pestañeo, simularon realizar un bombardeo sobre la costa. Después, los vehículos anfibios surcoreanos KAAV, desplegados desde el buque de asalto anfibio Dokdo (14.300 toneladas), arribaron a la orilla en tres oleadas y de ellos desembarcaron decenas de marines. Algunos se toparon con la otra cara de la moneda; surcoreanos protestando por la presencia de tropas estadounidenses en el país, a las que consideran responsables de elevar la tensión en la península.

El capitán del Cuerpo de Marines estadounidense Kevin Buss recordó a Efe que Ssangyong es un ejercicio bianual que es “pura rutina”, puesto que no ha variado en lo esencial en la última década. Sin embargo, cabe destacar que los ejercicios, que durarán hasta el próximo lunes, 3 de abril, y que implican en total 30 navíos, 70 aeronaves y unos 50 vehículos de asalto anfibio, han aumentado su escala en lo que respecta a las unidades participantes, pasando este año de brigadas a divisiones enteras.

Tratándose de una simulación en la que los marines desembarcan en territorio enemigo, resulta lógica la inquietud que puede despertar en Pionyang este año. “Los imperialistas estadounidenses y sus títeres iniciaron un peligroso simulacro a gran escala”, clamaron los medios del régimen. Pionyang tiene además otros motivos de peso para protestar, puesto que el portaaviones estadounidense nuclear USS Nimitz va a estar toda esta semana realizando ejercicios en aguas surcoreanas. De ahí que el régimen haya efectuado ya casi una decena de pruebas de armas, incluyendo las de un dron submarino atómico que asegura que es capaz de provocar tsunamis radiactivos.

Así, el ciclo de provocación-respuesta entre ambas partes continúa perpetuándose sin final a la vista mientras aumenta el peligro de que se produzca un error de cálculo que tenga consecuencias fatales.

Nuevo asesor surcoreano de seguridad

Nombrado el embajador en EEUU

Discrepancias. El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, nombró ayer al hasta ahora embajador del país en Estados Unidos, Cho Tae-yong, como nuevo asesor de seguridad nacional, tras la dimisión de quien ocupaba este cargo. Cho reemplazará a Kim Sung-han, que renunció ayer al puesto debido a sus diferencias con el presidente surcoreano de cara a la planificación de la visita prevista a Washington de Yoon para el próximo mes, según informaron los medios locales. Yoon “ha decidido aceptar la renuncia de Kim después de analizarlo en profundidad”, según anunció en rueda de prensa la portavoz presidencial Kim Eun-hye. Así, Cho asumirá el cargo de inmediato.