El Tribunal Especial para Líbano (STL, en inglés) condenó este jueves en rebeldía a cadena perpetua a dos presuntos miembros del grupo islamista chií Hizbulá, Hussein Hassan Oneissi y Hassan Habib Merhi, por su vínculo con el ataque que se cobró la vida del exprimer ministro libanés Rafic Hariri y otras 21 personas en 2005.

La sala de apelaciones del STL, en la ciudad neerlandesa de Leidschendam, determinó por unanimidad que cada uno de los cinco delitos que se les imputan a Oneissi y Merhi son "extremadamente graves y ciertas circunstancias agravantes alegadas por la Fiscalía se habían establecido más allá de toda duda razonable".

El caso se remonta al 14 de febrero de 2005, cuando un atentado con coche bomba se cobró la vida de Hariri y otras 21 personas cerca del hotel St Georges de Beirut, y dejó heridas a unas 226 personas. El pasado marzo, la Corte declaró culpables en apelación a Merhi y Oneissi, y este jueves los sentenció a cadena perpetua como coautores de varios delitos, incluido el de cómplices de acto terrorista, homicidio doloso y tentativa de homicidio intencional.

Desde que en 2011 se hicieran públicas las acusaciones, ningún acusado ha dado señales de vida, ni ha entrado en contacto con el tribunal, por lo que todo el juicio se ha llevado a cabo en rebeldía. La identidad del atacante suicida tampoco pudo determinarse, pero a partir de los restos de sangre localizados en 92 fragmentos y muestras de tejido de un diente, los investigadores solo pudieron concluir que no se trata de Ahmad Abu Adass, identidad por la que se presentó en un video un joven de 22 años, que dijo haber llevado a cabo el ataque en nombre de una organización denominada "Victoria y Yihad en la Gran Siria", totalmente desconocida.

El STL cree que Merhi y Oneissi fueron quienes distribuyeron el video atribuyendo el ataque a un grupo falso, para encubrir a los "verdaderos perpetradores" vinculados con Hizbulá.

Desde 2009, el tribunal no ha podido reunir pruebas incriminatorias, ni tampoco tener entre rejas a los acusados, y basa sus evidencias en muestras circunstanciales de lo ocurrido, principalmente datos telefónicos y múltiples redes de aparatos móviles que utilizaron los acusados durante los días previos al ataque y el mismo día del atentado.

Hariri era uno de los líderes suníes más influyentes del Líbano y se oponía a la influencia siria en el país, lo que hizo que muchos señalaran a Damasco como responsable del asesinato, lo que desembocó en la Revolución del Cedro, manifestaciones masivas por las calles libanesas, que, junto a las fuertes presiones internacionales, obligaron a las tropas sirias a retirarse del Líbano después de tres décadas de presencia militar.

Esta retirada fue una victoria para los libaneses, pero no aclaró las circunstancias del ataque que se cobró la vida de Hariri, por eso, tan solo 13 meses después del atentado, el Consejo de Seguridad de la ONU acordó establecer este tribunal fuera del Líbano -allí no se podía garantizar la seguridad de la Corte- para juzgar el asesinato del exprimer ministro.