- El presidente de Rusia, Vladímir Putin, expresó ayer a su homónimo de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, el apoyo a la reforma constitucional bielorrusa, como vía de arreglo a la crisis en la antigua república soviética, con protestas diarias desde las elecciones presidenciales del pasado 9 de agosto. Asimismo, el jefe del Kremlin rechazó toda injerencia extranjera, a la que ambos líderes achacan el conflicto por intereses geopolíticos, particularmente de la OTAN y la Unión Europea.

En la reunión mantenida ayer en la ciudad rusa de Sochi, Putin afirmó que conoce la propuesta de Lukashenko sobre acometer cambios en la Carta Magna, algo que el mandatario ruso considera “lógico, oportuno y conveniente”.

En el que fue el primer encuentro entre estos dos socios políticos desde el estallido de las protestas antigubernamentales, Putin subrayó que son los bielorrusos los que deben arreglar por sí mismos la crisis surgida tras las elecciones presidenciales tachadas de fraudulentas por la oposición: “Estamos a favor de que los bielorrusos por ellos mismos, sin sugerencias y presiones del exterior, lleguen a una solución común”, señaló, a pesar de que semanas atrás amenazó con una intervención a través del envío de fuerzas policiales a Bielorrusia “si fuera necesario” para ayudar al Ejecutivo.

A este respecto, Putin destacó que Moscú cumplirá con sus obligaciones en el marco de la Unión Estatal y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva entre ambos aliados.

Además, el presidente ruso destacó que su país percibe a Bielorrusia como una nación con vínculos muy estrechos y adelantó que Moscú ha acordado con Minsk la concesión de un crédito por valor de 1.500 millones de dólares. Por su parte, Lukashenko agradeció a Putin y al pueblo ruso su apoyo cuando estallaron las protestas masivas en Minsk y otras ciudades del país. “Usted actuó de manera muy decente; Los amigos se ven en los momentos de dificultad”, declaró.

Lukashenko, que criticó durante toda la campaña electoral los intentos rusos de desestabilizar la situación en su país, aseguró que ha aprendido la “lección”. También aseguró que a quince kilómetros de la frontera bielorrusa, Estados Unidos ha desplegado tropas y tanques, lo que ha obligado a Minsk a movilizar a su Ejército en la región de Grodno, limítrofe con Lituania y Polonia. Por eso, consideró necesario que Moscú y Minsk preparen sus ejércitos para “contrarrestar” una posible agresión exterior.

La reunión tuvo lugar después de que el domingo se celebrara una nueva marcha contra Lukashenko en Minsk. La líder opositora bielorrusa en el exilio, Svetlana Tijanóvskaya, avisó ayer a Putin de que los acuerdos que suscriba con Lukashenko no tendrán ningún valor legal: “Quiero recordar a Vladímir Putin que acuerden lo que acuerden en la reunión de Sochi, no tendrá valor. Todos los acuerdos firmados por el ilegítimo Lukashenko serán revisados por las nuevas autoridades, porque el pueblo le retiró la confianza en las elecciones”.

Además, la Candidata a las elecciones ahora huida en Lituania criticó la reunión por tratarse de un encuentro con alguien como Putin, al que considera “un usurpador”, en lugar de “dialogar con el pueblo bielorruso”.