Bilbao. "Los talibanes llamaron a la puerta justo antes de la medianoche exigiendo que Aisha, de 18 años, debía ser castigada por haber huido de la casa de su marido". La revista Time comenzaba así el relato de la historia de esta joven afgana, cuyo rostro sin nariz ni orejas, mutilados por los talibanes, llevó a su portada bajo el título Lo que pasa si dejamos Afganistán. La imagen dio la vuelta al mundo. Tres meses después, la joven que mostró al mundo la brutalidad de los extremistas afganos ha recuperado su aspecto gracias a una prótesis de nariz. Bibi Aisha viajó recientemente a California para someterse a la operación quirúrgica, gracias a la ayuda de la Fundación Grossman Burn. El pasado lunes, Aisha pudo ser fotografiada con su nuevo aspecto durante la entrega de premios Enduring Heart, de la fundación que ha costeado su reconstrucción facial. Durante el evento, la joven afgana recibió un galardón de manos de Maria Shriver, la esposa del gobernador de Califronia, Arnold Schwarzenegger. "Éste es el primer premio Enduring Heart que se le entrega a una mujer cuyo corazón nos demuestra a todos lo que significa el amor", manifestó Shriver antes de entregar el galardón. "Muchas gracias", respondió la joven afgana en inglés. Aisha llegó a Estados Unidos el pasado agosto para someterse a un tratamiento de ocho meses. Vive en California con una familia de acogida y tiene la compañía constante de personas que hablan farsi, según la página web de ABC News. El tratamiento médico aún no ha concluido, pero ya ha recibido una prótesis especial de nariz.

La historia La vida de Aisha es toda una historia de superación y supervivencia. A los 16 años, su padre la prometió en matrimonio y fue entregada a una extensa familia perteneciente a los talibanes de la provincia de Oruzgan, según denuncia. "Pasé dos años con ellos y me convertí en una prisionera", señala, según recoge la página web de la Fundación Grossman Burn. Torturada y sometida a abusos, decidió huir y dos vecinas prometieron llevarla a Kandahar, pero lo que Aisha no sospechaba es que las dos mujeres, lejos de ayudarla, lo que pretendían era venderla a otro hombre. Las tres fueron detenidas por la Policía y la joven fue encerrada por ser una fugitiva.

La sentencia de tres años se redujo a cinco meses tras recibir el perdón del presidente afgano, Hamid Karzai. En ese tiempo, su suegro la encontró y se la llevó de nuevo al hogar de donde había huido. Esa fue la primera vez que Aisha vio a su marido, según explica la Fundación Grossman Burn. Había viajado desde Pakistán para llevar a su mujer ante un tribunal talibán por deshonrar a su familia. La sentencia de la corte fue que Aisha debía ser castigada con la mutilación de su nariz y sus orejas. El acto fue llevado a cabo por su propio marido en las montañas de Oruzgan, donde fue después abandonada.

Superviviente Aisha logró sobrevivir a la brutalidad de su familia política y fue enviada a un refugio de mujeres de Kabul, donde recibió la protección de las fuerzas estadounidenses y de la organización Women for Afghan Women (WAW). Allí, en su escondite, recibió al periodista de la revista Time, quien destapó su dramática historia, un reflejo del sufrimiento de miles de mujeres en el país asiático. Las Naciones Unidas estiman que el 90% de las afganas sufren algún tipo de abuso en el núcleo familiar. "Esto no ocurrió hace diez años, cuando los talibanes dominaban Afganistán. Pasó el año pasado", señalaba Time en su artículo. La publicación puso en su día el caso de Aisha como ejemplo de la situación en la que quedaría Afganistán si las tropas internacionales abandonaban el país.