No cabe duda de que, en apenas una década, los patinetes se han convertido en el vehículo de movilidad unipersonal más interesante para muchos usuarios. Por su agilidad, precio razonablemente ajustado o buena autonomía, resultan perfectos como medio de transporte de diario para aquellas personas que viven y trabajan en ciudades o localidades de cualquier tamaño. Como la demanda de estos vehículos no ha dejado de crecer, también lo ha hecho la oferta de modelos disponibles… así como sus prestaciones, alcance (es decir, kilómetros que puede recorrer con una carga completa) y calidad (tanto de componentes como de fabricación).
Toda esta situación ha hecho que se le preste menos atención a los monopatines, que también eran una forma de desplazarse, principalmente del público más joven, pues su manejo entraña más dificultad y riesgo (aunque tengan cuatro ruedas, la estabilidad de quien lo usa requiere de cierta ‘maña’ y un buen equilibrio). En este sentido, la electrificación en los monopatines sigue estando en segundo plano, ya que sigue predominando la fuerza ‘humana’ como método de impulsión y el principal uso que se le da a estas ‘tablas con ruedas’ es de ocio y recreacional. Con todo, de vez en cuando aparecen ‘locuras’ como de la que te vamos a hablar.
Se llama Mach one (el nombre ya es toda una declaración de intenciones), es obra de la marca australiana Radium Performance y pasa por ser uno de los monopatines eléctricos más rápidos del mercado. De hecho, este producto que es el buque insignia de la marca, arroja cifras que llamarían la atención, incluso, en un scooter eléctrico.
Así, el Mach One dispone de dos motores (uno para cada rueda trasera) que proporcionan una potencia conjunta de 8.000W, siendo capaces de impulsar al vehículo hasta los 72 km/h de velocidad punta y pasando de 0 a 45 km/h en apenas tres segundos, según los datos del fabricante.
En cuanto a la batería de litio de 48V, tiene una capacidad de 1.089 kW, siendo suficiente para lograr autonomía que, según el uso, puede rondar entre los 30 y los 50 km, que es una cifra muy buena. Además, el patinete viene con un cargador de pequeño tamaño, que apenas pesa un kilo y que puede suministrar hasta 12 amperios, de tal forma que puede cargar la batería hasta el 90% en menos de dos horas en cualquier enchufe doméstico.
Aunque la mayoría de monopatines que conocemos están diseñados para ser cómodos y manejables, como iremos viendo el Mach One está desarrollado con características… llamativas y poco habituales. Y es que para que un vehículo con estas prestaciones resulte gobernable y fácil de llevar se han aplicado distintas medidas.
Por ejemplo, por primera vez en monopatín se ha optado por un sistema de vectorización del motor; eso quiere decir que cada uno de los motores que mueven las ruedas traseras pueden variar la fuerza que desarrollan (normalmente, lo que tienen en cuenta es el peso que recae sobre cada rueda: a más peso, más fuerza desarrolla el motor correspondiente), lo cual permite al usuario tomar las curvas y salir de ellas más rápido, ya que pueden comenzar a acelerar mucho antes que si el monopatín contase con un único motor.
Por otro lado, también destaca la robustez del conjunto (de hecho, pesa 17 kg); por ejemplo, las suspensiones recurren a brazos oscilantes, que es una solución más habitual en las motos. Se trata de una solución que, además de eficaz, permite prescindir de muchas piezas y elementos móviles, además de soportar bien los impactos, el peso del ‘piloto’... En cuanto a las ruedas, de 125 mm de tamaño, no tienen aire y están elaboradas en poliuretano, que es un material con buena resistencia al desgaste y cierta flexibilidad, para contribuir al funcionamiento de la suspensión.
También contribuye a un buen funcionamiento del conjunto el hecho de que para su estructura central se haya recurrido a la fibra de carbono, que es un material ligero y muy resistente; la solución ha sido similar a la que utilizan los F1, con un chasis monocasco de una pieza en cuyo interior se alojan las baterías, motores, controladores… y que va cubierta por una tapa, también en fibra de carbono y muy sencilla de retirar (basta con un destornillador). Además, esa tabla se puede elegir con distintos diseños y decoraciones, para personalizar la apariencia del vehículo.
La tecnología también ha llegado a los monopatines; en el caso de la propuesta de Radium, cuenta con dos formas ‘inalámbricas’ de controlar muchas de sus funciones. La más ‘convencional’ es un mando a distancia de forma circular denominado Hoyt St Puck, que permite activar la aceleración (tanto hacia delante como en reversa), algo que se puede hacer o bien desplazando un botón en la parte superior… o con la función de ‘control de crucero’, que sirve para lo mismo pero evitar mantener pulsado el botón de acelerar. Por cierto, que este mando cuenta con una tecnología para evitar interferencias con el monopatín, para lo cual dispone de hasta 16 canales entre los que van ‘saltando’ las comunicaciones.
En cuanto a la forma más ‘avanzada’, el Mach One se puede vincular con una app del fabricante que el usuario descarga en su móvil. Con ella se puede regular o limitar la potencia de los motores eléctricos, la intensidad de la frenada regenerativa (que ayuda a recargar la batería), el modo de conducción…y, en general, tener controlado el estado ‘de salud’ del monopatín en tiempo real (velocidad, nivel de batería restante…). Además, también sirve para gestionar actualizaciones de software que ofrezca el fabricante, lo cual da una idea de lo sofisticado que es el producto.
Lógicamente, un producto de este nivel, con estas especificaciones y materiales no es asequible. De hecho, en la web del fabricante se puede adquirir desde algo más de 3.000 euros, a los que hay sumar los 102,9 euros del mando a distancia; y ojo, porque cada juego de neumáticos sale por 141 euros.
Si no te convence este Radiant, te proponemos dos alternativas. Por un lado, el DNEPEI Longboard eléctrico, cuyas características son claramente inferiores (tiene 25 km de autonomía, alcanza 22 km/h y dispone de control remoto) pero también es mucho más barato, pues cuesta 230 euros en Amazon. Por otro lado tenemos el TomaHawk Bow, un longboard ecléctrico de doble motor de 600W, que soporta hasta 150 kg de carga, con una autonomía de 25 km y una velocidad máxima de 30 km/h… y con un precio de 800 euros.