La Semana Grande puso ayer colofón a ocho días de fiesta con una espectáculo piromusical especial con motivo de los sesenta años del concurso de fuegos artificiales y el ‘Agur asteari’, una despedida a la Aste Nagusia que trata de arraigar entre los donostiarras gracias al empeño y el esfuerzo de la Unión Artesana. Dice el dicho que lo mejor es enemigo de lo bueno, por lo que dejaremos la puntuación de este año en un notable alto, sabiendo que siempre se puede mejorar, aunque no será fácil en el futuro disfrutar de una semana en la que no vuelvan a suceder alguna de esas noticias que enturbian y enrarecen el clima festivo y a las que tan habituados hemos estado durante años. Tampoco ha habido noticias de agresiones machistas, esa lacra que parece imposible erradicar. Incluso el tiempo ha acompañado como casi nunca, librándonos de la lluvia, enemigo jurado del programa, pero castigándonos con un calor al que parece que vamos a tener que ir acostumbrándonos. Y los precedentes ocurridos en julio, con los asaltos a dos comisarías y razzias xenófobas invitaba a temer un verano festivo caliente. No solo en Donostia, en el resto del territorio la normalidad está siendo la tónica durante este mes de agosto. Pues que siga la fiesta, que no hay mejor receta.