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Mesa de Redacción

Harri X. Fernández

Periodista cultural donostiarra. Máster en Periodismo de Investigación y Datos. Crítico de cine y jurado de los Premios Feroz. Torpe, olvidadizo y obsesionado con Ingmar Bergman y la animación. En una entrevista, Ryan Gosling se rio de él.

Hacer cola

El otro día me propuse vivir una experiencia auténticamente donostiarra y me puse a hacer cola

Hacer colaN.G.

El otro día me propuse vivir una experiencia auténticamente donostiarra y me puse a hacer cola. En la Parte Vieja, me situé al final de una hilera que moría a mitad de San Jerónimo. Consulté al hombre de delante a qué altura comenzaba la recua que se perdía en la calle 31 de Agosto. Me devolvió una mirada desconfiada. Pensé que sería extranjero, que no me había comprendido. O, bueno, puede que, simplemente, fuera autóctono. Al poco, dejé de ser el último de la línea, que continuó hacia el Boulevard. Una familia asiática se posicionó tras de mí. “Basque cheesecake?”, me preguntaron, mientras me mostraban en un smartphone la imagen de un local de tartas de queso vascas –sea lo que sea eso– en un supermercado junto al circo de Shanghái. Miré al hombre de delante en busca de complicidad. Siguió ignorándome y yo me encogí de hombros. La pareja que se detuvo tras los chinos recordó cómo, la última vez que se encontró en una situación similar, acabó degustando en Ámsterdam unas galletas deliciosas. Con un rugido, el estómago me advirtió que llevaba tiempo sin ingerir nada y, entonces, caí en la cuenta de que la ringla podía desembocar, perfectamente, en un museo. ¡Vaya embate! Pasó entonces un guía microfonado anunciando en francés que hacer cola ha sido algo inherente a la capital y que ya en tiempos de Pepe Botella los ciudadanos esperaban su turno en la fuente, mientras se reían de los militares. Sonó a profunda mentira, como (casi) todo en esta columna.