No sé si será la primavera o cuál será el motivo, pero andamos medio locas. En casa, por poner un ejemplo, pasé un rato peor que malo pensando que la noche del martes, con motivo del partido de Copa entre el Real Madrid y la Real Sociedad, podía acabar en tragedia. Los gritos se podían oír a kilómetros a la redonda, aunque mezclados con cientos de alaridos procedentes de los edificios del entorno. Se altera la sangre con el fútbol, qué duda cabe. Pero también con otras muchas cosas. Vamos a ver. Ya empezamos a ponernos nerviosas con las vacaciones. Porque quien no las haya reservado para la fecha se ve con la tienda de camping en los jardines de Ondarreta. Y es que eso de irse unos días a menos de 300 kilómetros no puntúa para bingo. Pues alteradas también. ¡Y qué me dicen de lo que altera ponerse a dieta casi de agua a puertas del verano! Altera y mucho, pero que mucho. El listado de causas de alteración son diversas y para todos los gustos. Hay a quien, como a quien escribe, le altera, cada vez más, el ruido y la mala educación de quienes deciden compartir su música, sea el tipo que sea, con las que le rodean. Sería bonito que la sangre se alterara por la promesa de noches mágicas de verano. Pero una ya se altera con cosas más prosaicas, como con lo cara que está la compra.