De la dificultad de comprar yogures en un hipermercado en el que el pasillo de lácteos podría valer como pista para correr los 100 metros de atletismo ya me había percatado hace años. Lo suyo es no pensar y coger los de siempre, pero esta vez tocaba pasta de dientes y aunque me sabía la marca, no había reparado yo en tanto detalle, hasta que me vi delante de la estantería: Sensibilidad y encías menta; blanqueante; active & protect menta fresca, repair & protect menta; repar & protect cool mint; acción completa; y extra fresh. ¡Toma ya! Por un momento, agarré el que más cerca estaba, pero cuando estaba a punto de irme, comencé a pensar y fue mi perdición. A mí, normalmente me suele dar igual, pero claro, estamos hablando de comprar para cuatro, que es mucha responsabilidad. Y de nuevo seguí pensando, hasta que colapsé. Me giré e iba ya en busca de asistencia técnica, pero volví a pensarlo, y me pareció que yo valgo eso y más que de ésta tenía que salir solo, así que me enfrenté a la menta y el cool mint con decisión, pero luego dudé de forma súbita y volví a colapsar. Al final, tuve que ir al pasillo de al lado, donde mi esposa. “Da igual, hombre. No te compliques”, me dijo. Ahí ya recordé porqué llevamos juntos tanto tiempo, y volví a sentirme seguro, como suelo. Eso sí, no vuelvo solo a por dentífrico.