Alemania ha ajustado cuentas con lo que ha considerado una probatura innecesaria en mal momento. El socialista Olaf Scholz fue elegido canciller dos meses antes de que Vladímir Putin ordenara la invasión completa de Ucrania. Allí se empezó a quebrar una coalición con Verdes y FDPque no comenzó bien. Era meter a un gato y un perro en una caja. Las turbulencias les enfrentaron y han perdido los tres. Quien más, el incapaz de mantener el gobierno ordenado. Las elecciones las gana quien ganó en 2021: la CDU, pero lo hace peor de lo que solía. Por debajo del 30%. Otro aviso a navegantes para el nuevo canciller, Friedrich Merz, tras una campaña de bandazos. La extrema derecha, con ese discurso que dice “lo que la gente quiere oír”, dobla votos pero recibe otro aviso a navegantes. Sigue en los niveles de enero de 2024, donde le dejó el aumento de la inflación que con el gas ruso cerrado fue disparando el apoyo a la AfD. Aunque hablen mucho de migración, más tras los ataques callejeros, el problema es el comer. El bolsillo. Más en el Este, que ve con recelo a una clase política numerosa y ajena a la antigua RDA. Quien dio por cohesionadas, quien dio por completada la unión de ambas marró. En Alemania hay dos alemanias. Quien entienda el mapa electoral está más cerca de salir del atolladero. En Alemania y fuera.