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Mesa de Redacción

Carlos Marcos

Reintegro

ReintegroN.G.

Dos días más y esto se acaba. Las navidades son ese periodo de tiempo enmarcado entre dos sorteos de lotería, lo que dice mucho de nosotros como sociedad: el que da nombre a las fiestas, que la gente compra ya desde el verano pensando que este año sí, y el del Niño, que la gente compra en el tiempo de descuento, convencidos de que este año tampoco, y cuya fecha de sorteo alguien muy espabilado retrasó un día para que sirviera también de regalo socorrido de Reyes cuando no sabes qué comprar a esa persona porque no tienes ni idea de qué le gusta, qué tiene ni qué necesita, que ya te da pistas de que en vez de perder el tiempo haciendo cola en las loterías necesitáis pasar más tiempo juntos. Si el sorteo de Navidad es el del optimismo, el de Reyes es el del pesimismo, cuando tras la cabalgata escoba, las luces de colores se apagan, los adornos se retiran y volvemos a una rutina que íbamos a afrontar de manera distinta, pero el empeño no tarda en desmoronarse con todos los buenos propósitos para el cambio de año. Dado lo mal que se nos dan los comienzos de enero, igual convendría alargar unos días esto de las luces hasta el siguiente sorteo, el especial de Invierno, que cuesta 15 euros y así, cuando nos juguemos el reintegro del anterior, ganamos 5, y hasta nos creeremos afortunados. Y es que al final, al año nuevo, como a la lotería, le pedimos siempre lo imposible pero nos conformamos con el reintegro.