Lo reconozco, hay noticias que me llaman la atención aunque interés, lo que se dice interés, no tengan demasiado. Hace pocas semanas se publicó que una influencer, llamada Brianna Weimar, había pasado a la madre del amigo de su hijo, que había ido a jugar a su casa, una factura de 36 euros. Junto a la factura enumeró el listado de gastos que había registrado en una hoja de cálculo, algo que también hizo con otros amigos invitados. Cobraba, entre otros conceptos, cinco euros por consumo de electricidad al utilizar videojuegos, diez euros por limpieza de alfombras o cuatro euros por dos zumos pequeños. Más allá de que a buen seguro conseguirá que nadie vaya a su casa, me imagino que se alegrará, también parece que logrará que a su hijo le cojan manía de la buena pequeños y grandes. Además, es que abre las puertas a incorporar al listado lo que le salga del moño. Por ejemplo, puede decir que al niño se le encaprichó langosta y que, como tenía una congelada, se la dio de merienda, 70 euritos; o que se encaprichó con bañarse en leche de burra tuerta, que mandó traer de un pueblo cercano, 200 eurillos más. Pues eso, que echándole imaginación y cara, que hay que tenerla como el cemento, invitando a un par o tres amigos y amigas te pagas las vacaciones en la Riviera Maya.
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