Una chavalota que en un mes cumplirá 21 años me dijo hace unos días, con cara de asombro, que desconocía que Zuhaitz Gurrutxaga había sido futbolista profesional antes que humorista. Para ella, Zuhaitz es (era) la pareja del no menos grande Mikel Pagadi en Herri Txiki, Infernu Handi. Cuando me puse en plan abuelo Cebolleta y le recordé que Gurrutxaga debutó con la Real en un partido ante el Atlético en el que acabó expulsado, pero que esa tarde secó a un armario empotrado de nombre Jimmy Floyd Hasselbaink, ya se quedó a cuadros, que es una expresión que creo que ya no se lleva. “También jugó en el Real Unión”, le dije ya de corrido. A veces nos separa un mundo de aquellos a los que llevamos 30 o 40 años. Si estos próximos días tienen la suerte de compartir mesa y mantel con la chavalería, sepan que utilizan expresiones para las que no hay diccionario que valga. Por ejemplo, PEC, que es un acrónico de “Por el culo” (con perdón) y que lo usan cuando algo les gusta. O sea que si oyen “croquetas PEC”, es que las croquetas de la amona son cojonudas, que es como lo diríamos nosotros, los viejunos. Si escuchan “servir coño”, les puede parecer soez pero en realidad ellos y ellas quieren expresar que se sienten poderosos. También usan “Y la queso”, que no sabría explicarles qué significa, pero que aquí se dice “Eta gazta”.