Síguenos en redes sociales:

Mesa de Redacción

Harri X. Fernández

Periodista cultural donostiarra. Máster en Periodismo de Investigación y Datos. Crítico de cine y jurado de los Premios Feroz. Torpe, olvidadizo y obsesionado con Ingmar Bergman y la animación. En una entrevista, Ryan Gosling se rio de él.

La vida adulta

La vida adultaN.G.

Echo de menos los veranos eternos de la niñez, aquellos que empezaban cerca del día de San Juan y se prolongaban hasta septiembre. Dicho así, parece un oxímoron, la condición atemporal de una cantidad de tiempo que se cuantifica en dos meses y medio, aproximadamente. Con un calendario en la mano llegaríamos a la misma conclusión: unos 75 días. No obstante, en nuestra percepción interna, experiencia socialmente compartida, era una época del año en la que las jornadas avanzaban lentas y el horizonte del fin del estío quedaba siempre lejos, como cuando el espacio se divide entre 1 y 0 camino al 0 infinito que, ante la carcajada sonora de la tortuga, Aquiles jamás fue capaz de alcanzar, según contaba Zenón, claro. Todo es más prosaico y el paso del tiempo que representa otro reptil, el cocodrilo que aterrorizaba al Capitán Garfio, nos acaba devorando para que las estaciones y los lustros pasen en un suspiro. En ese discurrir, una mañana te levantas y tu moto no arranca. Ese mismo día, el coche que acaba de salir del taller necesita volver al mecánico. Pero aún no has cobrado porque no ha vencido el mes de pago, aunque el verano, teñido de números rojos, acaba de concluir para ti. Y deseas ser Peter Pan y que vuelvan los veranos de la infancia, sin responsabilidades ni horizontes, cuando vivías feliz ignorando que la vida adulta es una putada.