Se acabó. Este ha sido el mensaje reclamado por las jugadoras que han sufrido los desmanes como integrantes de la selección estatal de fútbol, en particular, y por la sociedad, en general. Se acabó porque Rubiales, por fin, se ha quedado solo. Ya no le apoyan ni sus más estrechos colaboradores de la propia Federación Española de Fútbol, ni quienes le aplaudieron, en una imagen bochornosa que supongo que al verse retratados decidieron recular, en la esperpéntica Asamblea del viernes pasado, en la que el presidente inhabilitado por la FIFA engañó hasta a su entorno para no dimitir. Una decisión que ha afectado incluso a su familia… porque sólo es propia de quien no piensa en nadie más que en sí mismo. Y es que Rubiales solo ha pensado, piensa y, por lo que me temo, pensará en él. Solo en él. De no ser así, habría evitado el sufrimiento de muchas personas: empezando por Jenni Hermoso; siguiendo por “los idiotas, estúpidos y tontos del culo” que, según él, han criticado los hechos protagonizados por el dirigente que se cargó la celebración del éxito cosechado por las jugadoras a las que representaba; y finalizando por su madre, en huelga de hambre en su localidad de Motril. Rubiales se ha quedado solo y ya no hay vuelta atrás. Por fin.