Hace pocos días, los informativos mostraban la imagen de un impactante edificio/barco flotando en aguas inglesas. La nave más parecía fruto de algún efecto especial para una película de ciencia ficción, en la que los alojados sufrirían distintas peripecias y torturas. Pero no era un cuento cinematográfico. Es un auténtico mamotreto acuático destinado a acoger a solicitantes de asilo que desean llegar al Reino Unido. Pero para que no pisen la sagrada tierra inglesa y ganen algún derecho, se les mete ahí. Las vallas para impedir el paso de emigrantes están por todo el mundo y su mensaje es claro: no se puede pasar. Pero este limbo acuático para los solicitantes de asilo e inmigrantes irregulares parece peor que una cárcel. Como quiera uno escaparse, se cae al agua. La BCC informó recientemente de que el llamado Bibby Stockholm fue remodelado y botado al agua para acoger a medio millar de hombres. Si fue reformado es que existía antes y, efectivamente, hace tres décadas se utilizó también para albergar a personas sin hogar y solicitantes de asilo en Hamburgo, en Alemania. También funcionó junto a Ámsterdam. Allí se detectó violencia, explotación sexual e insalubridad y se tuvo que abandonar. Que lo recuerden ahora.