Si algo hay a lo que todas tenemos miedo es a la incertidumbre, a la duda, a ese estado que paraliza, que impide tomar decisiones. Y en esa situación, corríjanme si me equivoco, nos hallamos desde hace un tiempo. Nadie, o casi nadie, habla ya de lo que ocurre en Ucrania, de las penurias y del miedo, del frío y del hambre. Pero todas nos vemos inmersas en un mar revuelto que nace de esa terrible tormenta, en una corriente que nos lleva hacia un punto sin determinar. Y quienes llevan el timón poco ayudan a la hora de despejar incógnitas, de aportar ideas para variar el rumbo si es necesario. Total, que un día es gris, el otro blanco y el otro verde. En el medio, nosotras, sin saber hacia dónde ir. El movimiento sísmico afecta a la sanidad, a la cesta de la compra, a nuestra línea de flotación. Lo que prevalece es la duda. ¿Hacia dónde vamos? Mientras, nos despertamos cada mañana con noticias que a las que estiramos el chicle para llegar a fin de mes nos ponen los pelos como escarpias. Corrupción en el Parlamento Europeo, cositas por aquí y otras por allá. Basura que algunos echan y nos cae en la cabeza de las demás. Toda esta incertidumbre en el mundo de los que tienen, porque en el otro, toca agarrarse a la pala del timón de un petrolero once días. Dicen que esos vienen a robar. ¿Qué hace Eva Kaili?